¡Hola! ¿Qué tal amigos, cómo han estado?
Aquí nos encontramos, en otra semana de “No es cuestión de leche, es cuestión de actitud”
Cuando me dispuse a continuar la lectura, me había predispuesto a pensar –otro libro de autoayuda-, pero debo confesar que me ha enganchado la forma en la que el autor va manejando su obra, desde una retrospectiva d su vida, en la que va tomando partes específicas para lograr dejar en el lector un mensaje de buena actitud frente a la vida.
Adaptarse, es la palabra que que me deja la continuación de mi lectura, si, esa palabra que parece muy fácil, pero, cómo hacemos para tomar un momento inesperado o un cambio de vida, y convertirlo en una oportunidad de cambio, es muy difícil hacerlo; sin embargo, si analizamos bien, toda nuestra vida es un total cambio, desde que nacemos, nuestros hábitos van cambiando a medida en la que vamos aprendiendo nuevas costumbres y la hacemos parte de nosotros.
Efectivamente, cada día es un momento de adaptación, este lunes no es el mismo que el anterior, y así sucesivamente, de hecho, según la ciencia es verdad que el universo cambia y cambia todo el día, pues según se va expandiendo, mientras que otras ciencias del saber, ven a la adaptación como la única forma de supervivencia, y es esa adaptación lo que nos permite vivir, y finalmente evolucionar.
Me identifico con la forma del autor de abordar su adaptación de pasar de un pueblo a la ciudad, también me pasó, cuando decidí estudiar una carrera universitaria, eso de montarme en un autobús, cruzar cuadras y avenidas durante mucho tiempo para llegar a un lugar, el bullicio, la costumbre, es un tanto abrumador, pero una vez que tenemos la meta de norte, ese drama puede llegar a convertirse en una gran oportunidad de vida.
Será entonces que en ese proceso adaptativo a cualquier situación, toda ocasión de aprendizaje es una gran oportunidad, porque no nacimos sabiendo todo, y siempre he creído que el conocimiento es poder, así que una persona, un dialecto, una frase, un libro, o una vivencia, es un motivo para sumar un aprendizaje, y todo aquello que sea beneficioso, debe ser motivo de ser visto, vivido y comentado, porque el ver, te da la certeza de que algo es verdad, y si lo sentiste en carne propia, esa vivencia es tuya, y como todo lo bueno debe expresarse, al comentarlo ayudarás a otros a tener un aprendizaje que bien le puede servir.
De lo anterior, me hizo recordar que esta semana, durante el trabajo, uno de los vigilantes pasó por el área donde laboro, y me dijo: “enséñame qué haces aquí, porque a lo mejor me ayude más adelante”, lo curioso es que esa persona tiene ya unos 60 años, y es impresionante como él ve de cada oportunidad un motivo de crecer como persona, y claro, si alguien la hablaba de lo que es mi trabajo, nadie podrá engañarlo, porque sabe con exactitud, lo que de verdad sucede en lo que mi trabajo concierne. Me ha caído como anillo al dedo este evento, específicamente durante la lectura del libro y la escritura de este artículo para ustedes.
Así que quiero dejarles esta cita, parte del libro, que enmarca lo que la adaptación, según el autor, debe arrojar sobre nosotros, sobre nuestra actitud:
Cada día es un aprendizaje, el ambiente, es propicio para poner en práctica los principios y enseñanzas de la vida, la adaptación como propósito, aprender de todo, nunca desperdiciar nada ni a nadie, vivir con alegría y agradece a Dios por poner las oportunidades que en el camino se van presentando.
De esta manera, me despido de ustedes, por esta ocasión, esperando ver sus comentarios, sobre la adaptación, ¿es tan fácil como dejarlo pasar, como un evento cualquiera sin importancia? ¿O de verdad es algo no tan fácil que lleva tiempo lograr? Estoy ansioso de leer sus respuestas.
Hasta una próxima entrega.