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Para resumir la historia, empecé en un diario en Maracaibo, donde mis compañeros no me tomaban en serio por aún no haberme graduado. Era una fuente chévere, pero ni los fotógrafos me paraban bolas, hasta me hicieron "bullying". Al mes me llamaron de recursos humanos, me dieron la carta y un cheque imaginario, porque nunca me pagaron. Le dejé de tener respeto a ese diario.