NARRACIÓN - MUY TARDE

in #cervantes4 years ago

° • ¡ωєℓ¢σмє! • °

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Hola queridos amigos de Hive Blog, a continuación les presento un texto narrativo en el que se presenta una situación difícil para la protagonista, que genera luego de una desesperada decisión ¡Saludos a todos!

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Muy tarde

Eran las doce de la noche, y Berenice intentando todo lo que estuviese en sus manos para que su amor regresara, cortó lo único que aún crecía en ella, su cabello, porque la desesperanza ya había alcanzado su máximo límite.

A la una de la madrugada, Berenice apretaba en sus manos la bolsa que contenía todos los fármacos que había logrado acaparar desde que tomó la firme decisión de partir con tristeza de la realidad.

Pasaron las dos y Berenice ofrecía al fuego el cabello que tantas noches amó Sebastián, mucho antes de irse a sesgar la garganta del futuro de alguna nación. Su única salida de esta oscura línea de su propio silencio era contestar alguna llamada, pero no la recibió.

Al llegar las tres Berenice se encerró en su habitación, teléfono en mano, escribió un mensaje de texto.

-Cansada del sol, de las nubes y el mar. Soy la que se hace las mismas preguntas de todos los días de lluvia y reconozco el peso del tiempo, que es tan corto, como para haber amado lo suficiente y saberlo todo.

La razón no es mi base, se ha ido y era toda alma y todo cuerpo. Ahora deseo vagar en el universo con la misma velocidad de la materia líquida. No surgí de la nada y por eso no desaparezco, seré yo misma transformando con otros átomos el sólido excesivo-

De súbito y a hurtadillas deslizó su brazo sobre la manta, tratando de alcanzar el agua con la que crecerían verdaderas flores en su estómago y perfumarían las grietas enormes halladas luego en su pecho, por donde ningún deseo habría pasado más veloz que las tétricas miradas de espasmo.

Era las cuatro de la madrugada cuando Berenice ingirió todas las pepitas de colores que la traerían del olvido, pues Sebastián, que no había muerto en la guerra, regresó para siempre, a su lado como juró estar.

Era tarde, Sebastián solo alcanzó sentir una mano fría, saliendo entre la lona que servía de mortaja y el chirriante carrito que la acercaba a sus estrellas.

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(Lett / 03-04-21)

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