Un simple hola mientras pasaba por mi lado fue todo lo que basto para que lograra remover mi mundo por completo.
Era el año 2010 cuando iniciaba estudios de ciclo diversificado en una nueva unidad educativa, tome la ruta estudiantil como de costumbre y justo en la siguiente parada, estaba ella.
Cuando el autobús se detuvo pude verla y detallarla, su cabello largo hasta la espalda y lacio con ese color chocolate que toda mujer desearía tener de tono natural, sus rasgos faciales podrían rozar la perfección, sus labios carnosos, sus ojos color verde, su cuerpo delgado pero con las curvas necesarias para sostener tus manos en su cintura. Pero su mejor arma era sin duda su sonrisa, joder esa sonrisa era capaz de desarmar a cualquier soldado en plena guerra.
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Simplemente basto ese instante para que todos mis sentidos gritaran que debía conocerla pero no podía, mejor dicho no debía, no era correcto desear rozar sus labios con los míos, sentir el calor de sus manos. No, estaba mal así que hice lo que generalmente todos hacemos cuando alguien nos gusta, lo ignore.
Pero un día, el destino me tomo totalmente por sorpresa cuando encontré un mensaje de ella en mi celular. Mi corazón dio un total vuelco, no podía controlarlo y sin querer me encontraba allí, respondiendo lo más rápido posible los mensajes de aquella chica, deseando conocerla un poco más, solo un poco.
Sin siquiera planearlo un día me encontré en su casa, rodeada de lo que ella conocía y donde se sentía segura, su habitación. Me acerque a su cama, ella hizo lo mismo y hablamos durante mucho tiempo, su mamá nos trajo cosas de comer y se retiró, me pregunto qué cosas me gustaban y le respondí que lo que más me gustaba era ella. Jamás estaría preparada para lo que ocurrió a continuación pero lo recibí lo mejor que pude, sentí la suavidad y el calor de sus manos y luego me beso, nunca experimente un sabor tan dulce en unos labios, eran suaves pero a la vez fuertes como para soportar todos los besos que tenía por darle.
A partir de ahí nada nos separó, cada día era toda una aventura el pensar que era mi novia, yo una chica, tenía novia y se sentía maravilloso. Justo en ese momento entendí que ninguno de mis sentimientos eran errados, el amor no discrimina y totalmente libre, cada quien decide a quien se lo entrega para bien o para mal y decidí que fuera para ella.
No tardo mucho tiempo antes de que todos se opusieran pero aun así no me importo y al parecer, a ella tampoco, tomarnos de las manos cada día de camino a donde sea que fuéramos.
Al día de hoy no estamos juntas pero aún sigue sin importarme lo que opinen de con quien estoy, el amor es simplemente eso, amor. Evidentemente sin llevarlo a casos extremos.
¿Por qué no te animas a contarme la historia de tu primer amor?, de seguro que recordaras esas sensaciones que de chico uno ni sabe identificar.