Una sola cosa en la vida no puedo describir con palabras y es la fascinante experiencia de estar embarazada. Sin duda alguna amo cada momento con mis hijos, están llenos de mágica alegría, de sorpresas, de locura, incluso los no tan buenos terminan siendo una experiencia de aprendizaje y maduración, sobre todo si tienes 3 varones, como es mi caso.
El embarazo es una experiencia indescriptible, es como tratar de explicar un sabor desconocido, o un aroma nuevo, cuando mucho puedes hacer comparaciones, que en la mayoría de las veces ni se acerca, porque no hay nada igual a llevar vida dentro de ti.
Las náuseas matutinas, los pies hinchados, la incontinencia, comer sin sal, la somnolencia primero y luego el insomnio, todo vale la pena cuando sientes a tu hijo dentro de ti, esa incomparable sensación de un cuerpo flotando dentro, como quien hace una danza submarina. Ver como tu piel se estira y esa ola que se ve es tu hijo que crece y juega, que aprende y ama.
Mi primer embarazo fue una sorpresa, no lo esperamos, tampoco lo evitamos, fue emocionante, nuevo, lo supe desde el primer momento, le dije a mi esposo cinco días después, es la mejor noticia que he recibido, y la mejor que he dado, nunca compartí con nadie un sentimiento igual,
aunque pasamos varios sustos, todo valió la pena al ver a mi hijo por primera vez, quien además nació el mismo día que su papá, nunca nadie me superara en dar regalos.
Justo dos años después quede embarazada de nuevo, tuve una perdida a las nueve semanas y es todo lo que diré sobre ello.
Antes del año Salí embarazada otra vez, leí alguna vez que los niños después de una perdida son como el arcoíris, llegan después de una tormenta para calmarlo todo, para renovar la esperanza, así es mi mediano, aunque el embarazo fue muy difícil, lo pase casi todo de reposo, no lo cambio por nada, a las 35 semanas los médicos decidieron que él bebe era muy grande, y yo no estaba en condiciones para continuar el embarazo, por lo que era conveniente hacerme la segunda cesárea, y nació mi segundo hijo, pesando 3,650 k y midiendo 54 cm, sin complicaciones para él, aunque al empezar la operación tuve una baja de tensión y durante la misma una hemorragia, de todas formas, igual ha valido la pena, si fuera necesario pasaría de nuevo por todo, para ver la hermosa sonrisa de mi hijo anhelado.
Tenía mi segundo hijo 15 meses cuando recibí la noticia que estaba esperando de nuevo, de verdad quería otro bebe y aunque soy experimentada en el asunto de la maternidad y aunque en esta ocasión la noticia no tuvo el mismo impacto, fue tan memorable como las otras, recuerdo llegar del laboratorio feliz con mi resultado, esta vez todo fue más sosegado, más ligero, esta vez tenía dos hermanos esperando por él, entonces llego mi peque, casi en navidad, llenó de alegría todo a su paso y experimente por tercera vez la felicidad perfecta.
Nada se compara a la sensación del amor que crece dentro, en tu vientre... ser parte de la obra de Dios, dar vida y recibir como recompensa el sonido maravilloso de una voz que te llama mamá.
Créditos
Texto | Nanet Artigas @nanetcita |
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Fotografías | Mario Pérez Chacín @dicemario |
Foto # 1 | Cámara Sony A200 f/5.6 1/320s / ISO 400 |
Foto # 2 | Cámara Sony A200 f/11 1/50s / ISO 400 |
Foto #3 | Colage edición photoshop CS6 |
¡Qué hermoso y sentido texto! Aunque no soy madre (espero algún día poder tener la dicha), pienso que un hijo es un regalo de la vida.
Gracias por compartirlo. Hermosos pequeñines, parecen trillizos. Dios los cuide.
Gracias, estoy segura que no te errepentiras
¡Bienvenida! Y qué historia tan inspiradora sobre la maternidad. Todo un reto además tener un trío de chamos, que además te van enseñando no sólo sobre y sobre ellos, sobre la crianza y el mundo, sino sobre la tolerancia, la paciencia e incluso sobre ser hija. :D
Gracias. es verdad, ser madre me ha regalado entender a la mía, comprender muchos pórque