A lo largo de mi vida profesional, cuando pensaba en hacer un compartir por eventos de trabajo, siempre se coordinaban almuerzos en restaurantes, caros y muy de moda, tragos al final de la tarde. De manera que cuando se planteó la idea de hacer a manera de compartir un sancocho como cierre de un taller, mi mente cuadrada y corporativa se escandalizo…
Pero debo contarles que ese famoso sancocho de cierre de taller, cambio mis esquemas y me demostró las maravillas que un sancocho hace como estrategia de integración de grupos multidisciplinarios de trabajo, como personas de diferentes niveles académicos, jerárquicos y sociales, se integran y logran un resultado maravilloso mientras se unen para pelar, y cortar verduras, carne, pollo; para encender un “fogón” , llevar el control de la cocción de las verduras, organizar el orden de la cocción de los ingredientes. Servir cada ración, disponer el casabe y el aguacate de apoyo o el mojito para quien le guste, administrar los refill de los platos.
Como la ceremonia de hacer juntos el sancocho se convierte en una experiencia mágica que derriba barreras y construye nuevos puentes de comunicación y vínculos de amistad y cooperación que al final contribuyen al armonioso funcionamiento del grupo.
esa es la esencia de nuestra comida criolla, el compartir felicidades @nathaherrera por este post tan bonito