Luego de un largo día de trabajo decidí no escribirle.
Si, no escribirle.
Pensé en todas las aventuras que nos lanzamos, en las desventuras que vivimos y lo mucho que sufrí (por él), lo mucho que lo lloré y me desvivía por él. Su voz jamas la pobre sacar de mi cabeza, y se que el jamas borrara mi olor de su pecho, un tatuaje de para la eternidad. Mi vida para ese momento no tenia otro norte que no fueran sus brazos, o sus besos. Imposible no pensarle, y respirar el aire que quizás el halla exhalado, pero los recuerdos son una tortura lenta, que agobia cada milésima neurona de mi mente y no me deja pensar claramente.
Es una locura como resultaron las cosas, se que el destino tiene planes para nosotros, pero más que nunca sé que serán separados, yo de él y él de mi.
Por fin me dejé de vos.