Teresa sabe que va a morir, su cuerpo así se lo manifiesta, siente tanta pena por su partida, su hija Patricia pronto cumplirá quince y teme que no estará con ella como en otras celebraciones, no la podrá acompañar cuando se gradúe de bachiller, cuando termine su carrera universitaria, en fin no estará. Sus otros dos hijos también son adolescentes y sabe que aún la necesitan, pero no puede más ya no se siente con fuerza para continuar con un cuerpo tan enfermo y acabado.
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Quizá su final lo hubiese postergado, pero tenía tanto miedo cuando sintió los primeros síntomas de que algo andaba mal en su cuerpo, al principio lo ignoró, con el transcurso del tiempo se fue sintiéndose peor, tomaba paliativos para aliviar los dolores y hacer llevaderos los días, para que nadie lo notara.
Su temor siempre fueron los gastos que implicaba acudir al médico, los costo de las medicinas, estaban en un mal momento financiero, Roberto su esposo se había jubilado, ella solo tenía trabajos eventuales, sus hijos estaban estudiando, el mayor comenzaba en una universidad paga porque la situacion del pais no daba para que estudiara en una pública, en definitiva no se encontraban en la mejor situación económica para confrontar una problema de salud de esta magnitud-.
Entonces, Teresa decidió callar y vivir sola el martirio, el dolor de esta enfermedad, creyó que era lo mejor para su familia, que así evitaría mayores inconvenientes, pero que equivocada estaba, poco a poco se iba dejando morir.