Rachel está cargada de una gran responsabilidad tiene un hijo, quien no tiene la culpa de las decisiones que tomaron sus progenitores, aunque piensa “mi hijo comprenderá, sin necesidad de contarle, ni hablar mal de su padre”. Reflexiona diciéndose así misma: “a veces, se hace más daño a un niño o niña decirle cosas negativas sobre su padre biológico, es mejor, que por sí mismo vaya observando, viviendo, pero, al mismo tiempo se dice y ¿si me pregunta, ¿qué le respondo? Sencillamente le dirás ¡hijo, no sé, estará ocupado, tendrá mucho trabajo! y bueno, ¿por qué te preocupas ahora? ¡El tiempo dará respuestas!, pensó.
Rachel en la casa del abuelo materno, allí, donde su familia le brindó cobijo y le apoya, tras esta situación algo inesperada, después de esa decisión irreversible, Rachel piensa la suma importancia de hacer las “cosas bien”, cuando se actúa así, cuando siempre la vida te ha conducido por senderos correctos y superas las adversidades y los obstáculos, con una postura y convicción basada en los principios fundamentales y bajo la doctrina del ser supremo. Eso, “es lo más importante” se dijo Rachel en su subconsciente, en esa navegación interior que todos en algún momento hacemos, y que a veces, por miedo a encontrarnos con monstruos que nos perturben, no experimentamos como cual buzo en ese andar profundo de nuestro océano interior.
Por tanto, cuando una persona basa sus acciones en los principios que le fueron dados, además de poseer un sistema de creencias que no le permite hacer cosas o tomar decisiones erradas, la vida le muestra un abánico de oportunidades. Tiene más opciones, por supuesto oportunidades que van en su beneficio y que le conduce por un sendero menos intrincado que la vaya a llevar al fracaso, cada quien es responsable de sus acciones, cuando eso se entienda bien, seremos mejores personas, andar culpando a otros, no lleva al éxito, solo hace personas egoístas e incrédulas. Esa es otra clave de autoayuda, basar las acciones en los principios y creencias saludables que te fueron transmitidas o aprendidas en el andar de la vida.
Rachel piensa” no hice nada malo, me casé, no deshonré a mi familia, lo hice bien”, pero, no fue mi culpa, fueron cosas del destino o ¿sería por desobedecer a mi padre? Eso también, vino a su mente, pero, algo le dijo: “Rachel, sal adelante, lo hecho, hecho está, ahora te toca recoger los vidrios rotos”. Y se respondió a sí misma, cierto, pero, de esos vidrios rotos, tendré que reconstruir, sí, eso haré, pues sí, la vida pone pruebas difíciles y a veces toca “recoger los vidrios rotos”.
A esas pruebas a las que se refiere Rachel, son las que vienen definidas o enmarcadas en la fe religiosa, en esa fe cristiana que asegura que Dios te pone pruebas para ver cuán capaz eres de salir adelante, que cuando hay situaciones difíciles o perturbadoras, es cuando realmente demuestra tu verdadera fe. Esa fe que te lleva a superar todas las
dificultades o esas pruebas que simplemente pone el destino y que igual tendría que ocurrir y que debes superarla, sin culpar a nadie, solo el destino es el responsable, lo que dirían por allí los sabios ancestrales “cosas del destino”.
Ahora bien, sobre esos vidrios rotos, la solución no es dejarlos allí en el piso, o recogerlos y deshacerse de ellos, o pero aún hacerse el indiferente, la solución es, ver como cada pieza de esos vidrios rotos pueden florecer y fusionarse de nuevo y transformarse en una bella obra de arte, sí, eso es, se dijo en voz alta “Construiré con mis vidrios rotos, un vitral de arcoíris que reflejen mi nueva vida.” La transformación es propia de cada ser humano, solo la persona es capaz de lograr su transformación, a su ritmo, a su paso, bajo sus principios, aprendizajes, no todos viven una misma situación de la misma forma, no todos viven un duelo de la misma manera, cada uno enfrenta su pesar, sus miedos de manera diferente, cada crisálida aflora una mariposa distinta, única e irrepetible, por ello se dice en lenguaje popular “cada cabeza es un mundo”
Es así, como Rachel alza nuevamente el vuelo, va en busca de ese nuevo destino que le espera, solo piensa en su hijo, en que debe alcanzar la meta trazada, volver hacer feliz, tener la familia que siempre soñó, darle un hogar a su hijo, ya esos vidrios rotos tomaban color, cada uno representaba un episodio en la vida de Rachel, ya la tormenta había pasado en su vida y un arcoíris repuntaba a lo lejos en ese horizonte que aquella águila agudizaba y lo sentía más cerca que antes, un hálito de esperanza le dan la fuerza que necesita para sobrellevar la carga que lleva a cuesta.
Tener esperanza, es otra clave de autoayuda, quien pierde la esperanza, `pierde la fe, pierde las ganas de vivir, tener esperanza es un soplo de vida, es una gota mágica que envuelve a un ser que cae, pero que en esa caída espera encontrar la rama que le salve de llegar al final del precipicio donde ha caído, como dirían en mi pueblo “ la esperanza es lo último que se pierde”, eso es lo que piensa Rachel, no pierdas la esperanza se dice siempre ante cualquier dificultad, todo tiene su momento, todo tiene su por qué.
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