Mi mamita se llama Mrs Eko, su nombre viene porque el bípedo era fans de la serie lost ("perdidos" como se conoció en España) y le gustaba un personaje que había poderoso y sin miedos, Mr Eko.
Mi mamita ahora tiene canas, ¡es una abuelita de 14 años! pero cuando la encontró el bípedo deambulando por la calle era negra entera, pero entera, entera, ¡hasta la lengua la tiene negra! Y aunque sí se asustaba de los bípedos (pobre, a saber como la habían tratado) era poderosa y una femme fatale, con nuestros congéneres no sabía lo que era el miedo, ni lo que era no meterse en líos, el bípedo todavía recuerda la de problemas que le creaba el primer año de llegada a nuestro hogar, hasta que según él consiguió equilibrarla.
Cuenta el bípedo que un día que regresaba cargado de bolsas del supermercado la vio doblar la esquina de nuestra calle, con un caminar tranquilo y seguro se cruzó ante él, pensó que su líder iría por delante y no le dio más importancia que la de pensar, ¡qué perra mas bonita!. Más tarde, tres o cuatro horas después, bajó a comprar esos tubos blancos que los bípedos idiotas se ponen entre los labios y le meten fuego (todavía no sé para qué sirven) y la volvió a ver, como si de un deja vu se tratara, la vio doblar la esquina con su caminar tranquilo y seguro, pero esta vez el bípedo se paró y miró hacia atrás, buscando su posible líder, no había nadie en la calle, esperó a ver si venía detrás de ella, nada, ya debería haber doblado la esquina, así que se dirigió hacía ella (dice que pese a que la veía cachorro de unos diez meses, tenía reparos en cogerla, puesto que antes de que se le haya afilado el hocico con la edad, tenía uno que le ocupaba toda la cara (en plan cariñoso le llamaba carapato) y unos ojos achinados que denotaba que podía ser de presa) y el tonto del bípedo amagaba con cogerla y retiraba el brazo, mi mamita al asustarse, en vez de correr, se quedó paralizada, ahí aprovechó el bípedo para cogerla por las axilas desde atrás y subirla a casa para coger un collar y una correa.
En el veterinario no consiguieron encontrarle chip identificativo, así que el bípedo estuvo varios días dando vueltas por los alrededores a ver si alguien la reclamaba, hasta que decidió que se uniera a la manada (y cuenta que varias veces estuvo a punto de buscarle otra familia debido a su comportamiento). Cuando eso, la manada estaba formada por el bípedo y mi tita la chika (no os dejéis engañar por el nombre, la chika era una hembra alfa, una bicharraca de 42 kilos capaz de entrar en una pelea de dos machos grandes y separarlos, era respetada por todos, hembras y machos) la llegada de mi mamita Eko y sus tropelías provocaba que la exquisita educación de mi tita la chika se mermara, era tan protectora, que si mi mamita buscaba pelea, ella entraba repartiendo sin preguntar qué había pasado, algo que el bípedo no estaba dispuesto a consentir, ni que echara a correr por el parque sin hacer caso a las llamadas del líder para que regresara, bueeno, bueno, bueno, lo peor según el bípedo, la gota que colmó el vaso, fue un día que empezó a perseguir a un pobre gato y no hacía caso a los empeños del bípedo para que lo respetara, cruzó una avenida llena de coches, la chika se sumó a la persecución, y no fueron atropelladas de milagro, cuando el bípedo consiguió llegar cerca de la chika que se paró a esperarlo, la ató y se fueron de regreso al hogar, mientras reprendía a la chika por unirse a las diabluras de Eko, le dijo que se acabó, que la nueva había elegido irse y no había nada que hacer, y que tampoco era buena influencia, que acababan de jugarse la vida o de provocar un grave accidente. Pero una vez en el hogar el bípedo no podía dejar de estar preocupado por mi mamita, así que bajó a la calle sin la chika, a ver si podía encontrarla, y no tardó mucho en divisarla, nada más salir del portal la vio llegar por el fondo de la calle, con su caminar seguro y pausado, como de disfrutona, de hago lo que quiero y cuando quiero, y vengo de pasármelo pipa. El bípedo se escondió en el garage que hay al lado del portal y esperó a que pasara y voilá, la sorpresa que se llevó mi mamita hizo que se quedara paralizada y el bípedo la ató y la regañó mucho, mucho, castigada a ver como se come un sabroso premio la chika. Eso pasó a los ocho o nueve días de llegar a la manada, pero es que a las tres o cuatro semanas le vino el celo y en un descuido del bípedo se echó un polvete, jaja era ingobernable! El bípedo estaba hasta la coronilla de mi mamita, menos mal que no se quedó embarazada, y que el bípedo tuvo paciencia y aceptó el reto de equilibrarla, con el añadido de que sólo podía usar el premio como medio de corrección, el castigo estaba descartado debido a que venía con muchos miedos adquiridos a los bípedos, eeeh eso de allí es una lata de comida húmeda? Creo que el bípedo tiene en las
manos unas maravillosas croquetas de buey con guisantes para mezclar con nuestro soso pienso, bueno gente, mañana os cuento más tropelías de mi mamita, o no, ya veré si me apetece, pero ahora tengo que dejaros urgentemente, que camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
Fotografía y texto por reylagarrto
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