Hoy me está costando un poco escribir este post porque tengo muchas cosas en la cabeza, hay muchas cosas por hacer y suelo saturarme un poco, hay varias cosas que debo resolver y personas esperando por resultados.
Y precisamente de esto es de lo que quiero hablar, debemos ser muy selectivos al escoger los proyectos en los que nos involucramos, ya que además de que deben gustarnos, también debemos tener la capacidad de tiempo y enfoque para tener óptimos resultados en todos y lo más importante, no dejar que tomen prioridad los que no deben.
En mi caso, lo que debe tener prioridad es la producción musical, sin embargo, en estas últimas 4 semanas ha sido lo que menos prioridad ha tenido, es importante evaluarse constantemente y analizar en que actividades se está escapando nuestra energía. Afortunadamente no he estado perdiendo tiempo, ya que mientras no estoy produciendo música estoy haciendo otras actividades igualmente importantes para mí desarrollo, pero que no son la esencia de mi labor profesional.
No estoy juzgándome ni condenándome por no haberle puesto atención a la producción durante estas semanas, ya que he obtenido otros resultados en las otras áreas donde he puesto mi atención; el detalle está en que la producción musical es una habilidad que se desarrolla y se perfecciona con mucha práctica, y mientras no le dedique el tiempo necesario, mis producciones no subirán de nivel y no serán competitivas en este difícil mercado.
Es importante trabajar inteligentemente, no simplemente trabajar más horas sino ser más productivo, gran parte de mi “falta de tiempo” es realmente falta de organización y disciplina, despertar a la hora correcta, hacer las cosas el día que corresponde, delegar tareas en otras personas, etc.
Me gusta hacer la analogía de que los proyectos son una bola de nieve, la vas armando poco a poco hasta que tiene una tamaño suficiente como para rodar, llega el momento en el que la bola comienza a rodar por el impulso que tiene, en este momento debes mantener la disciplina más que nunca porque si no, corres el riesgo de ser aplastado por la propia bola de nieve que creaste.
Dejándonos de metáforas, a lo que quiero llegar es que muchas veces anhelamos hacer algo, pasamos horas, días, meses, incluso años preparándolo, cuando nos sentimos listos comenzamos el proyecto, involucramos personas, hacemos un horario, las cosas comienzan a marchar y de pronto te das cuenta que si fallas un día al plan, hay gente perjudicada, haces perder el tiempo de otras personas y el proyecto comienza a perder fuerza, una vez comienzas no puedes abandonar, una vez comienzas tu emprendimiento debes mantenerte enfocado de forma casi obstinada en la consecución de los objetivos, mantener el centro del negocio, evitar las distracciones, evaluarte periódicamente, tomar descansos para despejar la mente y retomar con fuerza y determinación.
Para terminar, creo que lo más importante para mantenerse enfocado en lograr lo que se quiere, es saber qué es lo que se quiere. El llamado propósito de vida, o el Ikigai como lo llaman los japoneses, es en lo que debemos poner nuestra atención antes que nada, una vez tenemos aunque sea una ligera idea de cuál es nuestro propósito, es cuando vale la pena poner todo nuestro ser, cuerpo, mente y espíritu en pro de ese propósito, porque si pones todo tu empeño en una actividad que no te llena, estarás igualmente desaprovechando tu energía y seguramente tu tiempo.
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