Los domingos
tienen música propia,
y en vez de pedirme un poema
trae consigo un blues treintañero.
Mutilado el sol cae,
como animal herido, cae;
y me quedo inerte y algo vacío
acariciando con las pestañas el colorado animal herido.
Los domingos
tienen un sabor a borra,
y pienso en qué injustas se han vuelto
las circunstancias que alegran el alma de un hombre,
a excepción de aquellas veces en que con ella me encuentro.
Mutilado el sol cae,
como animal herido, cae;
y me quedo inerte y algo vacío
acariciando con las pestañas el colorado animal herido.
Los domingos
tienen un color amatista,
y en vez de pedirme una postal
trae consigo una escena que simplemente escrita,
daría el más hermoso idilio del mundo.
Mutilado el sol cae,
como animal herido, cae;
y me quedo inerte y algo vacío
acariciando con las pestañas el colorado animal herido.
Los domingos
tienen un tacto discreto,
adondequiera que vuelva la mirada
me parece encontrármela.
¿Es un fantasma si uno nota bienestar?
Autor: Luis Bello.