Oh Dragon Ball... ¿Qué más se puede decir de este animé que conocen hasta los abuelitos?
En mi opinión la mejor parte fue Dragon Ball Z, que se dividió en 4 sagas oficiales y una para hacer tiempo, que fue la de Garlick Jr. Cada quien tiene su saga favorita y hay quienes dicen que algunas de ellas son basura.
Sin embargo, pienso que cada saga tiene su encanto. Y es que, si lo detallan bien, puedes poner cualquier episodio e identificar en cuál saga está ubicado, ya sea por el estilo de dibujo, por lo diálogos o por los escenarios. Pero considero que la ambientación es la que da ese toque de distinción en cada una de ellas.
El arco argumental de turno tiene una paleta de colores propia y un mood específico que hace que los espectadores se sientan de diferentes maneras. Y aunque muchos crean que toda la serie es igual, se equivocan, y voy a demostrárselos a continuación.
El primer arco argumental nos sitúa en la pelea de nuestros guerreros en contra los saiyajíns, la raza extraterrestre a la que originalmente pertenece Gokú. Esta etapa se caracterizó por una ambientación bastante primitiva, con colores terrosos, marrones, naranajas y rojizos. Una paleta de tonos que jugaban con el instinto salvaje y primitivo que conservan los saiyajíns a pesar de ser una raza con alto nivel tecnológico. Todo esto puede verse en los escenarios de la isla donde Piccolo entrena a Gohan, en el infierno y en las zonas donde se dan las peleas con los saiyajíns, especialmente la última, que es en un terreno rocoso y desierto.
Aquí todo cambia a una estética totalmente extraterrestre, ya que como saben, nuestros héroes viajan al planeta Namek, en donde todos sus habitantes son de color verde, sus plantas tienen tonos azulados y las aguas también son verdosas.
Las naves interespaciales se llevan el protagonismo, todo tiene una forma de estilo orgánico (como las casas de los namekianos, que son ovaladas, con muchas curvas y algunas tienen cuernos). La paleta de tonos verdes y azules de los paisajes, se complementan con el blanco de las casas y de las ropas de los namekianos. Todo tiene una textura de líneas, que le dan ese toque no terrestre y más al estilo alien. Y hablando de aliens, ya saben que a este peliculón viejo se le hizo su homenaje con la segunda tranformación de Freezer. Así que sí, todo apunta a lo alienígena en esta saga.
SAGA DE CELL
SAGA DE MAJIN BOO
Van Chacín
Pasamos a la tercera saga, que es mi favorita. Esta se desarrolla en el planeta tierra, pero te hace sentir como si estuvieras en una película de ciencia ficción, a lo Terminator. Y es más que claro porqué, aquí los villanos son androides. Desde el Sr. Barriga (Nro. 19) y Don Ramón (Nro. 20), hasta los gemelos 17 y 18, el gigantón 16 y claro, Cell.
Aquí, aunque de manera sutil, se usan tonos neutros, como por ejemplo el blanco de la habitación del tiempo, los trajes saiyajín que Bulma diseña para que Gokú, Gohan, Trunks y Vegeta entrenen y la plataforma de pelea del Juego de Cell. También puede verse que los androides usan colores fríos, en especial Nro. 18 y Nro. 16. También Cell que es de color verde y los Cells Jr. que son de color azul. Además hay locuras como viajes en el tiempo, tramas de inteligencia artificial y desmembramientos robóticos. Toda una demencia.
Esta es la saga más rara, pero que tiene el estilo más definido. El enemigo de turno es Majin Boo, un ser ancestral que quiere destruir todo a lo bruto. En este arco argumental lo que más resalta es la magia y el misticismo, aunque al final se terminen partiendo la boca todos como mundanos.
Los colores más utilizados son el rosado, que lo vemos de primera mano en la piel de Majin Boo, dándole un aspecto de chicle maldito. También se usa mucho el púrpura y el violeta en la ambientación, en el planeta supremos de los Kaio-shin por ejemplo, donde el cielo luce de un azul violáceo y le da un toque místico. Estos seres utilizan ropas con tonos morados (y anticuados) para resaltar su estatus de deidades y magos. Otros objetos y personajes donde se pueden ver colores rosados y morados son en la piel de Dábura, en la capa del Majin Boo gordo, en la piel del Kaio-shin del este y del viejo Kaio-shin y en la piel de Kibito. En fin, todo en esta saga está confabulado para que se sienta místico.
Y como ven, nada en esta serie está hecho a lo imbécil. El estilo de cada etapa está bien fundamentado sin dejar de lado la estética base de Dragon Ball. Y es por esto que nos sigue encantando a día de hoy, marcó una época que jamás olvidaremos.
Como dice la canción, es la nostalgia de fin de siglo. Eso sentí al ver la ultima película con Broly.