Había pasado por alto que te gusta la actuación, confieso ahora que subestimé tu habilidad en ello.
¡Vaya que eres bueno!
Me creí toda la obra y me engrandecí al confiar que era protagonista de aquella presentación.
Hasta que se fue encaminando al final y vi entonces con mucho desconsuelo que nunca fui parte del elenco.
¡Pero qué obra maestra!
Lástima que terminé hecha pedazos antes de que terminase.
Fuente
Me hubiese gustado ver el final, pero no tenía fuerzas para soportarlo.
Finalmente tomé algo de valor para ponerme de pie entre el público y retirarme cojeando.
Cólera, nostalgia e impotencia vinieron conmigo...aún permanecen aquí, intentando arreglar el desorden que tú dejaste.
Más bien, intentando deshacerse de los espacios en blanco, de las falsas ilusiones, las tiernas mentiras, los dulces engaños y así, ya sabes, los sentimientos y discursos que no fueron más que borradores muy bien elaborados.
Ilusa de mí, que no noté antes que todo era parte de un gran espectáculo.