Para todos los hermanos y hermanas en Cristo que han llegado a la iglesia atormentados por la depresión y sumidos en el criterio humanista sobre el significado de la vida, tengo un breve mensaje esperanzador de parte del Señor: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10.10). La abundancia no es plena, ni la vida es profusa e importante si no incluye la salud de la mente y, en consecuencia, un comportamiento coherente con las normas de conducta del creador.
Cada día arriban a nuestras iglesias individuos con cargas emocionales insostenibles producidas por las heridas del mundo en busca de una ayuda que no saben describir: divorcios, adulterios, pérdida de un ser querido, románticos que se sienten desahuciados y mal correspondidos, mujeres abusadas sexualmente, víctimas de violencia domésticas, etc. Dios nos ha dado su Palabra para entender, de manera concluyente, las raíces de la mayoría de las perturbaciones y disfunciones de la mente. A diferencia de las ciencias que se ocupan de aliviar estos trastornos, la Biblia propone el remedio infalible para erradicarlos de raíz con total autoridad: la mismísima Palabra de Dios.
Muchos de nuestros abatimientos y depresiones vienen del pecado (confesado o no). Reconocer nuestra maldad y rebeliones delante de Dios es muchas veces el comienzo de una auto-terapia sana y necesaria que permite al Espíritu Santo obrar poderosamente para comenzar el proceso de renovación de la mente: “Cuando estés abatido, hablarás con confianza y El salvará al humilde” (Job 22.29). El abatimiento es sinónimo de consternación, desfallecimiento, melancolía, pesimismo; Dios es refugio, consuelo, amor, busca a los que le adoran, y convierte “la baja autoestima” en aceptación sin condicionantes.
Esta es la caricatura del hombre endiosado o del cristiano que no conoce su papel en el Reino. Son pecados del alma que encuentran solución en el consejo de Dios. El perdón, la humildad, el amor al prójimo, el altruismo bien dirigido y sobre todo, el amor a Dios sobre todas las cosas, son, entre otras, soluciones divinas para reparar las relaciones rotas por los conflictos existenciales que acumulamos en la vida y deprimen, oprimen, abaten y derrotan. Por eso la necesidad de estudiar diariamente la Palabra, de la comunión diaria en oración, la profesión de fe al entregarle cada día al Señor solicitando su gracia y protección, su consejo y dirección. A través de la Biblia, Dios puede sugerirte en un día más y mejores soluciones a tus problemas existenciales que las que podría proveerte un terapeuta en toda tu vida.
Fuente
bravo amiga con dios todo se puede sin el nada ,, todo lo que hacemos y vamos hacer tiene una razón de ser, y gracias a el se pueden muchas cosas dios te bendiga
amen amigo, todo lo que viene de el es maravilloso