Good evening, God bless each one of you. Today I will start this post with a question.
Why do we "sing" instead of "telling" God our feelings of joy and thanks?
When I speak, it is essentially my intelligence that works. With my reason I can identify myself with the words of a Psalm, and even repeat them because they reflect my way of thinking. But when I sing them, a deeper part of my personality comes into play. My feelings, my body, my whole being, is involved in acclaiming God. The music underlines each of the words, amplifies them, engraves them in our hearts and moves our deepest zones, propelling them towards God. Music mobilizes both our subconscious and our body.
If a real Christian never feels like singing, not even in his heart, isn't this a sign that something is wrong in his life? Paul points to singing as a first manifestation of the fullness of the Spirit and at the same time, as a means to increase that fullness of God (Ephesians 5:19).
Jesus said in Mt 12:34: "...Out of the abundance of the heart the mouth speaks." If we never have a song in our mouth, it is because there is an emptiness in the heart. Otherwise, how can we not acclaim our God, how can we not shout at him sometime the joy we feel in belonging to him? If there are songs in abundance, singing to God has the wonderful ability to fill our hearts even more. When we follow God, there is no room for words; For the Hallelujahs only, Glory to Almighty God.
Psalm 32:11 says "Rejoice in the Lord and rejoice, you righteous; and shout for joy, all you upright in heart."
Question: What is "acclaim"? How are we to acclaim God? Do you see how the fans of a soccer team react, how they act, before the fleeting victory of their players?
The victory of Jesus Christ, the Only True and Living God, must be acclaimed more than all the victories of men. This is what the Word tells us in Psalm 33:2-3 "Hail the Lord with the harp; sing to him with the psaltery and decachord. 3 Sing to him a new song; do it well, playing with joy." In our midst, the Lord also plays a final match. We know who your enemy is. And we know whose victory it is. The winner, the victorious scorer, is the Lamb of God, our Lord and Savior Jesus Christ!
Our churches, all our meetings, whether we are five, fifty or five thousand, would do well to become more like a football stadium where the final is played. Actually, it is quite simple; we just have to alter the order of the letters in the word, and instead of iGOAL! shout GLORY! with overflowing enthusiasm, with all the being, at full lung, heart, stomach, arms and legs. Until the roofs fall down! And the ceilings of our indifference, pride, complexes, appearances and intellectualism.
Let no one believe that these are charismatic modernities. The acclamation to the Lord was a constant reality in the celebrations of the people of Israel. With all normality, the Lord was acclaimed as "Victorious Hero".
Psalm 29, after exhorting the children of God to acclaim his glory and power, describes the response of the people Sal 29:9: "In his temple everything proclaims his GLORY!". It says "TEMPLE", not stadium or soccer field. We have to reinforce structures and roofs of our churches, so that they resist the vibrations and rumblings that are to come. Among us Christians, the acclamation has been reduced to formulas such as "amen" or "hallelujah". When the Christian contemplates the Resurrection of Jesus Christ, he feels led by the Spirit to recognize his Lordship and to express his admiration in words, in songs, in laughter, in broken syllables, in applause, in shouts, in silence, in tears, according to God. give to each. The basic thing is not what is said, but the love and adoration that spring from the heart.
2nd King 3:11-12 and 15 "But Jehoshaphat said, Is there no prophet of the Lord here, that we may inquire of the Lord through him? And one of the servants of the king of Israel answered and said, "Here is Elisha, son Shaphat, who served Elijah. 12 And Jehoshaphat said: This shall have the word of Jehovah. And the king of Israel, and Jehoshaphat, and the king of Edom went down to him. (Elisha said), 15 But now bring me a player. And while the player was playing, the hand of the Lord came upon Elisha."
Amen, Amen and Amen.
Buenas noches , Dios les bendiga a cada uno de ustedes . Hoy comenzare este post con una pregunta.
¿Por qué "cantamos" en lugar de "decirle" a Dios nuestros sentimientos de regocijo y agradecimiento?
Cuando hablo, esencialmente es mi inteligencia la que funciona. Con mi razón puedo identificarme con las palabras de un Salmo, e incluso repetirlas porque reflejan mi forma de pensar. Pero cuando las canto, una parte más profunda de mi personalidad entra en juego. Mis sentimientos, mi cuerpo, todo mi ser, se involucra en la aclamación a Dios. La música subraya cada una de las palabras, las amplifica, las graba en nuestros corazones y mueve nuestras zonas más profundas, impulsándolas hacia Dios. La música moviliza tanto nuestro subconsciente como nuestro cuerpo.
Si un cristiano real nunca tiene deseos de cantar, ni siquiera en su corazón, ¿No es esto, una señal de que algo no va bien en su vida? Pablo señala el canto como una primera manifestación de la plenitud del Espíritu y al mismo tiempo, como un medio para aumentar esa llenura de Dios (Efesios 5:19).
Decía Jesús en Mt 12:34: "…De la abundancia del corazón habla la boca". Si no tenemos nunca un canto en nuestra boca, es que hay un vacío en el corazón. De lo contrario, ¿Cómo no aclamar a nuestro Dios, cómo no gritarle alguna vez la alegría que sentimos al pertenecerle? Si hay cantos en abundancia, cantar a Dios tiene la facultad maravillosa de llenar aún más, nuestro corazón. Cuando seguimos a Dios, no hay lugar para las palabras; sólo para los Aleluyas, los gloria a Dios Todopoderoso.
Sal 32:11 dice "Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón"
Pregunta: ¿Qué es "aclamar"? ¿Cómo hemos de aclamar a Dios? ¿Ve ud cómo reaccionan, como actúan, los hinchas de un equipo de futbol, ante la fugaz victoria de sus jugadores?
La victoria de Jesucristo, Único Dios Vivo y Verdadero, debe ser aclamada más que todas las victorias de los hombres. Así nos lo dice la Palabra en el Sal 33:2-3 "Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. 3 Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo”. En medio de nosotros, el Señor también juega un partido definitivo. Sabemos quién es su enemigo. Y conocemos de quién es la victoria. El triunfador, el goleador victorioso, ¡Es el Cordero de Dios, nuestro Señor y Salvador Jesucristo!
Nuestras iglesias, todas nuestras reuniones, seamos cinco, cincuenta o cinco mil, harán bien en asemejarse más a un estadio de fútbol donde se juega la final. En realidad, es bien sencillo; sólo hemos de alterar el orden de las letras en la palabra, y en lugar de iGOL! , gritar iGLORIA! con entusiasmo desbordante, con todo el ser, a pleno pulmón, corazón, estómago, brazos y piernas. ¡Hasta que se caigan los techos! Y los techos de nuestra indiferencia, orgullo, complejos, apariencias e intelectualismos.
Que nadie crea que esto son modernidades carismáticas. La aclamación al Señor, era una realidad constante en las celebraciones del pueblo de Israel. Con toda normalidad, el Señor era aclamado cómo "Héroe Victorioso".
El Salmo 29, después de exhortar a los hijos de Dios a aclamar su gloria y su poder, nos describe la respuesta del pueblo Sal 29:9: "En su templo todo proclama su ¡GLORIA!". Dice "TEMPLO", no estadio o cancha de futbol. Tenemos que reforzar estructuras y techos de nuestras Iglesias, a fin de que resistan las vibraciones y estruendos que han de venir. Entre nosotros, los cristianos, la aclamación ha quedado reducida a fórmulas como el "amén" o el " aleluya". Cuando el cristiano contempla la Resurrección de Jesucristo, se siente llevado por el Espíritu a reconocer su Señorío y a expresar su admiración en palabras, en cantos, en risas, en sílabas entrecortadas, en aplausos, en gritos, en silencios, en lágrimas, según Dios da a cada uno. Lo básico no es lo que se dice, sino el amor y la adoración que brotan del corazón.
2ªRey 3:11-12 y 15 "Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos a Jehová por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: "Aquí está Eliseo, hijo de Safat, que servía a Elías. 12 Y Josafat dijo: Este tendrá palabra de Jehová. Y descendieron a él el rey de Israel, y Josafat, y el rey de Edom. (Dijo Eliseo), 15 Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo".
Amen, Amen y Amen.
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Buenas tardes amigo ante todo un saludo, Dios le bendiga, me llamo poderosamente la atención este post ya que yo también soy cristiano, y me gustaría hablar temas de la fe, me gustaría saber dónde se puede publicar contenido referente a ello y que tal ha Sido la experiencia ? Saludos desde Venezuela