Entre los animales marinos más conocidos se encuentran las ballenas, incluso un niño pequeño las reconoce después de verlas en un libro, televisión o caricatura. ¿Y cómo no hacerlo? Estos gigantes son inconfundibles, causa que algunas personas entren en pánico debido a su gran tamaño, mientras que en otros despiertan fascinación.
Al igual que los delfines, son cetáceos, un orden de mamíferos acuáticos. Una de las principales características de los mamíferos es que tienen glándulas mamarias para alimentar a sus crías, como nosotros los humanos. De hecho, la leche de las ballenas tiene tanta grasa que no se disuelve fácilmente en el agua, por lo que los ballenatos (ballenas bebé) pueden alimentarse.
¿Y si te dijera que los antepasados evolutivos de las ballenas caminaron en la tierra? ¿Me creerías?
Las ballenas, tal como las conocemos, existen desde hace más de 50 millones de años, pero una teoría dice que sus antepasados fueron animales terrestres que comenzaron a habitar el agua. Tal vez debido a la falta de alimentos o las temperaturas, como los hipopótamos que pasan la mayor parte de su tiempo en el agua para resistir el calor de África. Con el tiempo, sus cuerpos se adaptaron, cambiando las patas delanteras por las aletas y las patas traseras por las aletas caudales, que incluso conservan los huesos que solían ser los dedos.
Esta teoría se basa en descubrimientos científicos de las últimas décadas al estudiar fósiles de cráneos. Esta investigación fue dirigida por el paleontólogo y biólogo estadounidense Phillip D. Gingerich, que incluso hoy en día quedan muchas cosas que descubrir y continúa investigando.
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Otra de las bases de esta teoría son los órganos vestigiales que aún poseen los cetáceos, cerca de sus colas hay un hueso flotante que anteriormente era su pelvis, es bastante obvio que un animal exclusivamente acuático no lo necesitaría. ¡Simplemente increíble!
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