Hace 50 años, yo asistí a mi primera fiesta de 15 años. Mi hermana cumplía sus 15.
Le regalaron algo que fue un suceso novedoso en mi vida, impactante: un libreta de autógrafos. Allí los asistentes, sobre todo sus contemporáneos, le escribían cualquier tipo de cosas, dedicatorias, versos; todos escritos con el color que se ven las cosas a esa edad.
Cuando el librito quedó solo sobre la mesa, lo abrí. Allí vi mi primer acróstico; escrito en lapicero azul, y con las letras que encabezan los versos en rojo. No había leído nada más bello en mi vida. Me atreví e hice mi primer acróstico.
Ya en el Liceo, en Segundo año de Bachillerato, eran famosos mis acrósticos, me pagaban con un refresco, una merienda. Pero el mejor premio era la sonrisa de dos crinejas y unos ojos claros y grandes.
Con el tiempo, los acrósticos fueron quedando en el olvido y pensé que jamás saldrían de la gaveta del alma, pero gracias a ustedes la abrí, y ahí estaban, esperando una oportunidad, como esas semillas que guardaba mi abuela en el fogón, que luego sembraba escondiditas en el monte para que cuando las cosas estuvieran malas, siempre tuviéramos algo que comer.
Gracias, @kex, por regalarme el retorno de mis años más felices.
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Qué lindo comentario, @acostacazorla.
@acostacazorla ¡Te pasaste! una hermosura de respuesta ante tu premiación, de hecho te mereces otra adicional por tan evocadores recuerdos llenos de familiaridad, belleza y nostalgia. La vida nos da sorpresas realmente, y este reto de @kex nos regaló a muchos esa dicha que mencionas!!