ASCENSO — Hive

Desde que entro hasta que salgo de mi oficina, es una completa odisea. Mails, Firmas, Pagos, Citas, y demasiadas cosas más. En vano, porque esta empresa ofrece un ideal utópico a la sociedad mediocre, que según son nuestros clientes. A veces no entiendo las compras compulsivas de los clientes. Compran cosas que no necesitan. Bueno qué puedo saber yo que necesitan ellos, si ni yo sé que necesito. Pero de seguro, no necesitan una opinión mía.

-Ed -dijo María sacándome de mis pensamientos.

-¿Que pasa? -

-Se que estas estresado, y quizá molesto, pero necesito que firmes esto para proceder..-

-Ya se para que es, he firmado esto 7 veces en lo que va de la semana -

Tome el contrato, y firme las 3 páginas. Al salir María, sonó el teléfono, y no tenía el mínimo interés de contestar, así que no lo hice. Quizá sea importante, pero estoy de mal humor, y eso me facilita aún más tratar mal a las personas, y no me gusta. Termine de responder unos mails para ir por un café.

Me gusta mucho el café. Cuando iba por el pasillo, hacía la sala de descanso, donde está la máquina de café, me encuentro con Daniel, el asistente del Sr. Harried.

-Ed, el Señor Harried dice que te puedes ir, y que antes de que salgas, pases por su despacho -dijo, sin prestarme atención, ya que tenía demasiados papeles en las manos, y sinceramente, no se como hace para tener tantas cosas en las manos.

-Vale -me limite a responder.

Me serví el café, fui directo a mi oficina y tome mis cosas, para ir al despacho del Señor Harried. Al estar delante de la puerta, toque dos veces, y como nadie contestó, entre.

-Buenos días -saludé.

-Buenos días Ed, seré breve -dijo con un tono de superioridad.

-Ah, Claro, Supongo -

-Como sabes el director ejecutivo de la empresa fue despedido, y yo y mis socios, queremos que tu ocupes el lugar de él, ¿Qué dices? -dijo y sonrió, y no creía lo que estaba escuchando.

-Me parece excelente, y una gran oportunidad, le doy mi palabra que no lo decepcionare -dije con la misma sonrisa para demostrarle confianza, y emanando felicidad por mis poros.

-Estoy seguro que cumplirás con tu palabra, ahora puedes irte -

-Hasta pronto Señor -

No puedo creer esto, bueno, en realidad si, me lo merezco. Espero que Anna se alegre por esto, por mi, y por todo lo que tendremos, tanto como yo. Este cargo significa mucho para mi, porque no tenemos una buena situación económica. Tome el ascensor y fui hasta el estacionamiento por mi carro.

Cuando iba de camino a casa, encendí la radio y pude escuchar la maravillosa y perfecta melodía de I Would Die For You. Subí todo el volumen y empecé a cantar como un loco desahuciado. Estacioné justo frente de casa y allí estaba a la mujer que tanto amo, con locura y pasión. Esa que hace que mis días sean perfectos, y que valga la pena vivir.

Pude ver su ceño fruncido, ya que habían sido muy pocas las veces que llegaba temprano a casa. Imite su cara, y soltó una carcajada, que seguramente se escuchó en la cuadra entera, amo cuando se ríe así.

-Te tengo una noticia -le di un beso y tome su cintura con mi mano, mientras que cerraba la puerta con la otra.

Acaricie su pelo, mientras la seguía besando. Coloqué mi mano en su cadera desnuda y empecé a moverla, mientras que la otra ya se encontraba el su trasero. Llegamos al sofá y poco a poco le quite el top que tenía, para después quitarle el sostén, quedando desnuda completamente arriba. Lo primero que hago al llegar a casa, es tomar un café. En este punto, creo que ella sabía que mis intenciones no eran tomar café. Toque su pezón lo más suave que pude, haciendo miles de formas, y perdiéndome en ellos.

Al final del día, nos encontrábamos en la cocina luego de una siesta, y estábamos medios dormidos y medio vestidos, tratando de prepararnos algo de comer.

-¿Cual era la noticia que tenias para mi? -Me pregunto Anna.

-Cierto, me dieron un Ascenso, ahora soy el nuevo Director Ejecutivo de la empresa...

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