Una de mis grandes pasiones, es la cocina, y de lo que más me ha motivado en los últimos seis meses, pues el curry, si la preparación de lo que sea en salsa de curry. Viene especialmente bien para platos de inspiración vegetariana e incluso admite vegana con un simple y cremoso cambio.
Para muchos el curry, no es más que una mezcla de especias que venden las grandes superficies en un botecito que nos limitamos a echar sobre un filete de pollo o como mucho en una preparación o guiso pero como toque final, nunca como base o razón de ser de un plato.
Lo que conocemos como curry es una mezcla de especias que bueno varía en una proporción u otra, pero este no es el tema que nos interesa, el que quiera saber un poco más sobre esta mezcla encontrará abundancia de información en las redes.
Yo, he depurado recetas y recetas que he ido leyendo, videos y más videos que he visto y como no, experiencia directas con mayor o menor fortuna en restaurantes y salsas hindúes, hasta llegar a una mezcla que bueno que no es perfecta pero que recomiendo fehacientemente a todo el que quiera probar algo distinto con lo que dar sabor a multitud de platos y además cada vez que lo hagáis, pues tendréis una salsa variada respecto a otras veces pero siempre única e irrepetible.
EMPEZAMOS:
La base, es sencilla, aceite, preferiblemente de girasol, buscamos una base grasa que no se coma el resto de sabores del plato, soy un ferviente defensor del aove pero no, aquí no tiene su lugar, le robaría demasiados matices a los demás sabores de la salsa.
Sobre este generoso chorro de aceite de girasol(no hace falta que sea alto oleico ni nada) cebolla cortada en trozos ni muy finos ni muy gruesos, ajo y jengibre fresco, normalmente los rallo con un rallador normal, se puede echar picado, pero para mi es más cómodo rallar directamente sobre la sartén mientras se sofríe la cebolla.
Precaución mover bien, tiende a pegarse al fondo de la sartén, adecuar el fuego para que se poche bien la cebolla. Mientras tanto, cortar fino unos chiles frescos, si no tenéis a mano o disponibilidad de ellos no os preocupeis, secos si no tenéis secos no hay problema, unas guindillas, ¿cuantos? pues en función de cómo os guste de picante el plato.
Cuando ya esté bastante hecha la cebolla es el momento crucial de tunear la salsa de darle ese toque diferencial que digo, yo normalmente, lo que le suelo rallar es cúrcuma fresca, la salsa lo agradece mucho, no tiene nada que vez el rizoma en fresco(al igual que el jengibre) que el polvo que venden o la misma raiz seca.
Se mueve bien para que se tueste y se mezclen los sabores, después la mezcla de especies es decir lo que venden como curry, el que tengais el que mas os guste o mas a mano tengáis, no hace falta irse a la india, todos los que venden tienen más o menos la proporción adecuada para que no os falte ninguno de los sabores.
Ya removido, con el mismo rallador que uso para el ajo y el jengibre, rallo unos tomates,es más sencillo y rápido que estar pelandolos y cortandolos y lo puedes hacer sobre la misma sartén y sobre la marcha así que no cortas el tiempo de la receta y aceleras los pasos.
Se rectifica de sal, y esperamos a fuego lento que la mezcla se homogenice y merme. Después apagamos y dejamos reposar antes de culminar...En el próximo post
(Imágenes obtenidas de Pixabay.com)
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