A partir de hoy publicaré una serie de artículos donde se discutirán los mitos más arraigados sobre las criptomonedas, tanto de críticos y escépticos como de entusiastas y seguidores. En esta primera entrega, la crítica más común de los escépticos: que vivimos una simple burbuja.
Normalmente, los críticos y escépticos de las criptomonedas suelen mencionar que éste tiene un símil con la locura de los tulipanes en los Países Bajos durante la primera mitad del Siglo XVII, la proliferación de las puntocom a finales de los 90’s o la crisis inmobiliaria del 2007/2008. Aunque a primera vista pareciese ser una crítica válida debido al valor disparado que ha experimentado Bitcoin en los últimos meses, concretamente a partir del verano, ignora dos hechos: primero, la naturaleza de esas burbujas, que se basaron exclusivamente en la especulación, y segundo, las características propias de las criptomonedas. Analicemos cada caso:
LA TULIPMANIA
Tras ser introducidas en Europa desde Medio Oriente en el Siglo XVI, las flores de tulipán rápidamente fueron adoptadas como símbolo de lujo y estatus social, volviéndose su cultivo una actividad lucrativa. Holanda era en aquel momento una de las economías más boyantes del mundo (si no es que la que más), viviendo lo que algunos llaman "el Milagro Holandés", así que la gente podía permitirse su tulipán.
Al llegar a la década de 1630, una ola de especulación sobre bulbos sin germinar de tulipanes, que son unas flores que presentan mucha variación en colores, hizo que mucha gente empezara a invertir en los mismos con fines especulativos: mientras más raro el color de la flor, más cara sería ésta. El Santo Grial era conseguir un tulipán negro. Los bulbos eran subastados en pujas bastante concurridas, llegando a veces a precios exorbitantes. Era una apuesta arriesgada ya que si lo que brotaba era una flor de color poco apreciado podía suponer una pérdida para el comprador. Pronto la Tulipmanía (como se le denomina ahora) cambió de tener flores que representaran estatus a obtener bulbos o semillas para revender en subasta. Cada vez más y más gente participó de la locura hasta que un día, en febrero de 1637, simplemente dejaron de venderse, lo que provocó un pánico, con todos los especuladores tratando de deshacerse de sus bulbos causando una caída en picado de los precios. Mucha gente se arruinó tratando de ganar fortunas fáciles, pero lo más interesante es que esto no supuso un problema para la economía de Holanda, que estaba diversificada e incluso poseía el monopolio del comercio con Japón.
EL CRASH DE LAS PUNTO COM
Otra burbuja especulativa espectacular fue la protagonizó Internet a finales de los 90’s, durante las cuales multitud de páginas, conocidas como las Puntocom, se pusieron en línea pero sin ofrecer realmente contenido (¿alguien se acuerda de “Todito.com"?), pero que cotizaban en la llamada Bolsa Electrónica (NASDAQ, que aún hoy cotiza las acciones de todo Silicon Valley) y que respondían a inversionistas.
Las páginas, sin mucho que ofrecer y que muchas veces no tenían siquiera un plan de negocios, vieron su crecimiento topar con pared en el 2000 y la burbuja estalló. Bastó que el valor de las acciones empezara a caer para que hubiera un pánico generalizado y sólo sobrevivieron las que tenían algo que realmente satisfacía una necesidad de mercado (Amazon, MercadoLibre, Craiglist, Google, Netflix –sí, es de ésa época-, etc.) En esta ocasión el problema fue que un montón de entusiastas sin saber lo que estaban haciendo cayeron en la trampa de la novedad pensando haber descubierto una mina de oro.
LA BURBUJA INMOBILIARIA
En cambio, lo que sucedió con la Burbuja Inmobiliaria, también conocida como Burbuja Sub-Prime, para simplificar (porque hay mucha más tela que cortar en el caso), fue que en 1995, durante el segundo mandato de Bill Clinton, éste enmendó una ley promulgada inicialmente por Jimmy Carter, llamada la Ley de Reinversión Comunitaria (o CRA por sus siglas en inglés), que obligaba a los bancos a realizar préstamos hipotecarios a clientes de alto riesgo, gente muy pobre que no podía garantizar el pago de la deuda adquirida.
Después de más de una década, los bancos se encontraron en posesión de más casas de las que querían tener (si de por sí, ya para los bancos es muy mal negocio tener casas confiscadas), lo que provocó una caída en los precios de bienes raíces arrastrando a los bancos con ellos y provocando la quiebra de Lehmann Brothers, iniciando una crisis económica en cascada que todavía se siente en el mundo y que finalmente alcanzaría otras industrias como la automovilística.
LA DIFERENCIA CON EL BITCOIN
La diferencia entre la burbuja de los tulipanes y la de las puntocom con el Bitcoin es que las criptomonedas en general, y el BTC en particular, sí son de utilidad: su función inicial y primordial ha sido la de convertirse en una divisa alternativa pero válida al sistema financiero controlado por los Bancos Centrales. El que se estén usando para especular y hacer trading entre sí (de una manera no muy diferente al FOREX) es sólo un efecto colateral. Respecto a la crisis de las Sub-Prime, el Gobierno mismo alteró el mercado inmobiliario, con buenas intenciones pero malos resultados, aunado a otros problemas como la corrupción en empresas de Gobierno ligadas al mercado inmobiliario, específicamente Fanny Mae y Freddie Mac, causaron una tormenta perfecta económica. Las criptomonedas, más allá de que ciertos países planean lanzar a competir sus propias criptodivisas, no están intervenidas en el mercado.
* Créditos imágenes: 1 y 2, www.bitcom.com 2, YouTube 3, www.stockcharts.com 4, Wikipedia
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