Érase una vez un niño que quiso la luna tocar, el pequeño bribón pretendía engañar a la luna para poderla acariciar. Quería saber si en realidad estaba hecha de queso o conchas de nácar como decía su mamá, pero la luna no era tonta; es más, era una dama de lo más audaz y cuando el niño huyo y la montaña más alta escalo eventos inimaginados pasaron.
Allí en la oscuridad aulló como lobo, pues sabía que eso la atraería. La luna un poco confundida se acercó a la pequeña creatura, curiosa pregunto: ¿que eres? Aúllas como lobo, pero parece sólo un pequeño niño travieso que de su casa escapo; ¿acaso chiquillo me quieres engañar?... El niño creyéndose de lo más sagaz, en cuatro patas empezó a andar y con mucha fuerza volvió aullar.
La luna divertida rio viendo al pequeño. Quiere que baje más; pensó.
La luna temía a los hombres, muchas veces quisieron robar su brillo hermoso y poder sobre el mar, pero el pequeño no tenía mayor pretensión que tocar su luminosidad. No se percató de los hombres oscuros ocultos tras el samán. En su ingenuidad jamás pensó que alguien quisiera lastimar a la reina de la noche, la luna; su majestad…
Siguió corriendo, jugando, riendo y aullando, tentándola a bajar más; la luna no paraba de carcajear, menuda creatura que con tanta dulzura jugueteaba tal cual animal.
El niño divertido cansado de reír se tendió sobre la grama a admirar a la bella dama, la gris señora de la oscuridad. Anhelaba tanto tocarla; ya no creía que fuera de queso, tal vez de perlas o nácar.
Si la leyenda era cierta, ella bajaría a jugar con el lobezno que un día de las ramas la desato, ya que por descuido de la dama se enredó después de una fiesta con el sol, pero por más que el pequeño aullaba ella no bajaba.
Cansado y frustrado dos lágrimas en sus ojos asomaron. La luna conmovida fingió enredarse en los árboles, la cara del niño se ilumino, su manita extendió, pero los hombres oscuros de su escondite salieron y lanzaron sus flechas de plata.
La luna se sintió traicionada llena de coraje arrebato al pequeño de la montaña, dispuesta a castigarle por su mala acción, los hombres en el bosque sólo la vieron menguar, mal se sintieron cuando al niño robo sabiendo con certeza que lo que la luna toma no devuelve jamás. Mientras la luna rugía de dolor, el niño había herido su corazón.
El pequeño quiso explicar a los hombres malos no ayudo jamás. La luna lo mando a callar, como castigo se lo arrebataría a su mamá. La tristeza inundo su corazón, sin embargo, el niño callo, en silencio sus lágrimas cayeron; en la tierra gran diluvio causo. Cuando ya no pudo aguantar un gran grito de su garganta broto: ¡mamá! Desgarrador corto la noche como un trueno…
Los hombres oscuros la encontraron de pie en el umbral temblando, la mantita de su niño; su tesoro abrazando. Pobre mamá… se estremecía con cada trueno, la lluvia humedecía su cara, las gotas se confundían con sus lágrimas ¿dónde está? Pregunto, se lo llevo respondió uno de los hombres. La mujer no sollozo, sin pensarlo corrió en el bosque se adentró, a la cima de la montaña más alta escalo y aulló y aulló hasta que se le quebró la voz
La luna no se inmuto. El niño todo lo veía, ya no lloraba y a la luna se dirigió: ni de queso ni de nácar, pensé que de perlas quizás… pero no, gris, fría y de maldad de eso estas hecha y no cambiaras yo a los hombres malos no ayude jamás, solo quería tocar tu luminosidad quería saber si eras de conchas de nácar como decía mamá.
La luna entristeció, había robado y castigado a un inocente… ya no podía remediar sus actos jamás; podrás perdonarme, susurro. Solo devuelve a mi mamá. No puedo, contesto; pero menguare y te llevare a pescar subiré la marea para que consigas peces de oro y estrellas de mar. No, yo solo quiero a mi mamá… la luna un rato medito y luego agrego: pues la tendrás, en luna llena de ella serás
La luna bajo a la hermosa mujer acaricio, con amor su cara limpio; ya lagrimas no había en una loba convirtió de blanco puro color y con plata maquillo para que pudiera tocar al pequeño que ya era parte de su cuerpo lunar que no era de queso, perlas o nácar, era pura de plata.
El niño sonrió de nuevo, con su mamita jugó; ya no sufría su corazón…
Más de una vez en luna llena se ha visto a la loba en su lomo cargar a su niño de plata y jugar, pero cuando la luna mengua y al nene se lleva de pesca la loba furiosa aúlla, para recordarle a la luna que suyo siempre será lo que acuna… su niño lunar…
Si el niño se pone triste llueve y si grita truena y pequeño berrinchudo como es de vez en cuando veras el cielo oscurecer y, las lágrimas de un bebé caer…
Fin
Wow que historia tan llena de misterio y emoción :O , muchas gracias por compartirla con todos aqui en steemit @julietsaint, bienvenida seas!! :D
Gracias es mi primer post y me alegra muchisimo que este gustando! te estoy siguiendo :)
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Una fabula interesante. Bienvenida, soy escritor, te sigo y sígueme en @joseph1956
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