Una voz que no oi mas. Historia original.

in #cuento7 years ago (edited)

Buen dia ciudadanos del reino virtual, aquí os traigo mi primera historia: una voz que no escuche.

La imagen de un hombre abatido, abandonado, desolado. La imagen de un hombre que ha perdido lo que daba brío a su vida, es nada menos que lamentable…Esa desdichada a desalineada apariencia, era la que se reflejaba en el espejo del baño de mi apartamento, mientras yo me enjuagaba.

riiiiing se escucho el timbre de mi teléfono, el sonido me causaba nauseas, nauseas que afloraban recuerdos. Fue por esta razón, que con cierto repelús tomé el teléfono.

-¿Diga? –respondí tratando de sonar lo mejor posible.

-Hola Charles, ¿Cómo te encuentras? –Contestó esa relajante voz.

-Terrible –Le respondí-. Cada día me siento peor, cada día mas cansado, más…

-Te entiendo Charles, sin duda alguna, nada de esto debería de haberte pasado –me aseguro con una atronadora empatía-. No es justo, por eso creo que deberías dejar de vivir esa injusticia.

Las palabras resonaban y daban vueltas en mi mente mientras veía lo que yacía en el lavamanos: Vinagre…y lejía. Mis ojos estaban fijos en ellos, mientras la mano que sostenía el teléfono se encontraba destapando uno.

-…. ¿Charles? ¿Hombre estas allí? –dijo la voz carrasposa de Leonardo, un amigo de hace mucho.

-¿Leonardo? –Respondí retomando mi conciencia-. Disculpa, estaba distraído. ¿Querías algo?

-No –dijo haciendo una pausa-, hombre solo quería saber cómo te encontrabas. Bueno, siendo francos, quería invitarte a que fuéramos a tomarnos algo –dijo mientras imaginaba frotaba su calva pensando en que decir luego-. No soy muy bueno para estas cosas, pero hombre, no quiero dejarte solo después de que perdiste a tu mujer y a tu hija. ¡No tiene que ser ahora claro! Pero...eeh… Los muchachos y yo estaremos allí para ti. Tenlo en cuenta.

Si, ese era mi buen amigo Leonardo, solíamos beber juntos, jeje, recuerdo, recuerdo como Carolina solía molestarse cuando salía con él a hurtadillas. Pero ya no lo hará más.

-Gracias, viejo amigo. Lo tendré en mente.

Mi mano se aparto del envase de vinagre, también de la lejía. Recordé que se me hacia tarde para el trabajo. Por lo que me arregle y Salí a la sastrería donde trabajaba. En la sastrería había tantas memorias, memorias de Antonieta, mi hija.
Rememore cuando solía hacerle vestiditos, de muchos colores, uno para cada ocasión. Carnavales, cumpleaños, fiestas. Sonreía tan cálidamente cada vez que llegaba a casa con uno nuevo… Y pensar que no sonrió, ni estuvo en casa…cuando le di su último vestido.

-Hola Charles, ¿Te encuentras mejor?-Me dijo de nuevo esa voz que me transmitía tanta paz.

-Por supuesto que no –respondí, casi dejando escapar mis lagrimas-. ¿Cómo podría? A donde voy hay un recuerdo. Un vacio que me ataca a cada paso que doy.

-Lo entiendo, es horrible vivir así: vacio y solo –me contestó con atronadora comprensión-. Nadie puede entender, cuanto trabajaron esas manos por ellas, lo que corrieron esas piernas por ellas. Para que fueran otras las que te las quitaran. ¿Acaso alguien puede culparte por querer descansarlas?

Los susurros que eran sus palabras, deambulaban en mi mente. Mis brazos y piernas, estaban cansados. Sentía como querían solo colgar, y descansar… Tomé una soga que usábamos para asegurar fardos de tela, un banco, y me dirigía al armario. Me encontraba ya frente al perchero, encima del banco…

Un golpeteo sonó a la puerta.

-¿Señor Charles? ¿Se encuentra adentro?-preguntó la suave y prudente voz de María, mi asistente.

-¿María? –le pregunté con cierto asombro-. ¿Qué haces aquí? Pensé que te había dado estos días.

-Oh señor Charles ¡lo siento! –se disculpo mientras sus ojos se humedecían-. Sé que quizás no me quiere aquí, pero tuve que venir en cuanto me entere –dijo con lagrimas apunto de brotar-. No puedo creer que su esposa y que la pequeña Antonieta ya no estén. Me alegraba tanto verla correr aquí en la sastrería, que yo… que yo. –dijo antes de empezar a llorar.

-María…Por favor no llores –le suplique-, por favor, no.

-Lo-lo lamento señor Charles –se disculpo mientras se secaba el rostro enrojecido-. Debería ser yo quien le consolara a usted –me dijo tratando de sonreír.

Su sonrisa me alivio, deje el banco donde estaba, amarre de nuevo los fardos con la soga. Y recordé que quedaban pedidos por confeccionar. Con los que María me ayudo.

Llegue a mi casa, luego del agotador día. Me senté en mi sofá favorito. Y encendí la televisión, y tome en manos mi rifle de cuando solía cazar.

-Buenas noches, Charles–escuche la suave y paciente voz-. ¿No sientes que los días pasan muy rápido últimamente?

-¿Rápido? –Le pregunté- cada día parece una eternidad. Cada día es la misma rutina que se repité sin final, y sin motivo.

-Lo sé –me respondió la voz que parecía estar sentada frente a mí-. El paso del tiempo es una tortura, para quien no tiene sentido en su vida. Para quien no tiene más el amor en su vida. ¿Si hubiera formas de llegar al destino de la vida más rápido, no sería mejor tomarla?

En trance, aliste mi rifle, limpie el oxido del cañón, me asegure que el gatillo funcionase, y lo cargué las balas. Me senté allí, mirando fijamente la punta del cañon que apuntaba a mi frente.
Un toqueteo en la puerta. Me hizo mirarla fijamente, esa forma de tocar –pensé mientras sonreía inconscientemente-, Carlos, mi vecino, y otro de mis amigos. Esta vez, no respondí. Simplemente tomé conmigo el rifle, y abrí la puerta.

-Charles, ¿cómo te en-¡! –Carlos salió disparado de la puerta cuando me vio cargando el rifle.

-Jajaja, Tranquilo Carlos –le dije para tratar de calmarlo-. Llegas en buen momento.

-¿Bu-buen momento para qué? –me respondió asustado.

-¡Quiero que vayamos de cacería! –le respondí-. Contigo y el resto de los muchachos. Si pueden claro.

-¡Cl-Claro! –me respondió parecía que se sentía aliviado-. Hombre, de verdad que estaba preocupado, creí que…bueno, tu sabes, estarías mal por lo de…ya sabes.

-Lo estoy –le respondí-. Pero creo que debo vivir, es lo que hubieran querido, y es lo que quieren mis amigos.

Los ojos de Carlos se abrieron, al tiempo que arranco a reír.

-Jajaja. Entonces les diré, nos vemos mañana, en la mañana. ¡Sin falta!

Al día siguiente, limpie mi apartamento con la lejía. Prepare comida con el vinagre. Amarre a mi vehículo el equipaje con la soga. Y el rifle estaba listo para ir de cacería… junto a las grandiosas personas que tenia por amigos.

Nunca más escuche aquella voz…ni necesitare hacerlo, nunca más.

Ese ha sido el final de esta historia ciudadanos del reino virtual, espero haya sido de su agrado, este rey es justo, por lo que acepta cualquier critica constructiva que querrais hacerle.

Sort:  

Hombre te ganaste mi voto, sacaste unas lagrimas de mi esposa que es escritora, eso quiere decir que transmites...éxito.

Enserio! Pues muchas gracias estimado amigo. Me alegra que lo disfrutaran. Saludos a vuestra esposa, si esta en esta página, me agradaria seguirla. siempre busco consejos para mejorar mi escritura.