La oración es la forma de comunicarse con nuestro Padre, y mantener una interacción continua con Él nos acercara a su gloria permitiendo que nos cubra con su manto. La oración al igual que una conversación tiene muchas formas de aplicarse; pero con el único fin de comunicar, nuestro Padre como un ser viviente nos escucha y puede responder. En las relaciones las partes deben ser agradables unas con otras, ¿tú eres agradable a los ojos del Señor? Así como con tu enamorado te preocupa cual sabor de helado prefiere o que comida le agrada, incluso hasta su color favorito, así mismo, debemos preocuparnos por lo que le gusta a Dios.
Leyendo la palabra sabremos cómo quiere Él que seamos, que nos comportemos, sus gustos están reflejados continuamente y tenemos el mejor ejemplo a seguir; Jesús no solo murió en la cruz por nuestros pecados; en su transición en la tierra vivió bajo el completo agrado del Señor, viviendo en las alturas sin orgullo, siendo puro curaba a los enfermos, siendo señalado impartió justicia.
Somos capaces de hacer eso y mucho más, pues el mismo Jesucristo lo dijo, vivamos como Él y nuestras obras no serán menores.
Ahora bien, nuestro progenitor es el Padre Altísimo y si al dirigirnos a reyes de hombres somos respetuosos; ¿Cómo nos puede faltar al hablar con el rey de reyes?
Recomiendo una serie de pasos para comenzar una conversación a la altura de nuestro Padre:
1) Saludar: Todas nuestras conversaciones comienzan con un saludo; entre hermanos basta con un “hola”, pero a nuestro Padre debemos Alabarlo y exaltarlo.
2) Recuerda las cosas buenas que obtuviste y agradece por ellas febrilmente. Las cosas que suceden en tu día a día son consecuencias de tu actitud hacia la vida; los mandamientos que se establecen en las escrituras nos permiten y enseñan un modelo de vida satisfactorio no solo para nosotros mismos sino también para Él. En pocas palabras, bajo su modelo de vida seremos bendecidos por ende, ser agradecidos no está de más.
3) No somos perfectos y Él lo sabe pero lo importante es: ¿Nosotros lo sabemos? Nuestros errores son principalmente por la desobediencia y esto recae en el pecado. El pecado es simplemente las acciones y aptitudes y actitudes que desagradan a nuestro Padre y Él quiere lo mejor para nosotros por lo tanto lo mejor es arrepentirse y remediarlo. Entonces en este punto de la oración lo que debemos hacer es: Reconocer nuestros pecados y que haremos para enmendarlos.
4) Dios nos ama a todos por igual; y quiere que nosotros amemos de igual forma a nuestro prójimo, así queda claro que debemos ser justos con nuestros hermanos, luego de reconocer tus pecados y proponer una enmienda. Ahora debes: Pedir perdón por a quienes has ofendido.
5) Unas de las características que más agradan a Dios es ser bueno con el prójimo como “Un buen samaritano” así que al asumir tus pecados, pedir el perdón, ahora es un buen momento en tu oración para que pidas por el perdón de tus hermanos, frases como “Oro por…” “Pido en nombre de…” por ejemplo rellena el espacio con los deseos para tus prójimos. Recuerda que hay mucha necesidad en el mundo usa el noticiero o las redes sociales para identificar gente necesitada y también recuerda a tus vecinos, amigos y familiares, pero sobre todo recuerda orar por aquellos que van en tu contra para que sean salvos bajo el manto de nuestro Padre. Ora por su comprensión pues bajo los ojos de Dios todos somos hermanos y debemos estar unidos.
6) Ahora a estas alturas de la conversación es donde hablamos de nosotros, si tenemos necesidades, problemas o aflicciones, humildemente con un “Padre Santo; por favor….” Y así rellena con lo que quieras o necesites. Recuerda ser humilde al pedir pero también ten en cuenta que para lograr grandes cosas se necesitan los medios justos. Humildad no es pedir poco, es reconocer lo que necesitas. Por ejemplo, no es humilde pedir una carretilla para trasladar miles de manzanas por cientos de kilómetros, es bobo y contra producente pues no alcanzaras tu meta. Tampoco es humilde pedir una moto último modelo y tu necesidad llega hasta la bodega de la esquina, eso es avaricia. Pide siempre lo mejor pues nuestro Padre todo lo puede pero no debes ser codicioso ni dejarte llevar por la avaricia. Mantén un equilibrio: No debes ser excesivo ni pecar por mendigo.
7) Recuerda también hablarle de los logros que obtuviste y llenarlo de alabanzas por ofrecerte su protección, guía y apoyo. Con Él todo se puede.
8) Finaliza tu oración con un “Amen”. Durante el proceso de la oración trata de no ser repetitivo, no prometas cosas que no puedas lograr y da lo mejor de ti mismo. Toma tiempos de silencio para escuchar las respuestas del Padre y toma en cuenta que puede tomar muchas formas de responderte: A través del entendimiento de las escrituras, iluminación en tu mente e incluso palabras de un tercero, así que no desesperes por una respuesta y está siempre actuando lo mejor que puedas.