¡Hola! Me ha pasado que una canción no me gusta para nada y de repente estoy haciendo oficios y tarareando algo, y cuando me doy cuenta es precisamente esa música con esa letra que rechazo y me río de mí misma, pero es que es tanta la injerencia de la misma, porque la escuchas involuntariamente por donde quiera que pasas y se instala en tu cerebro.
Particularmente, a veces no encuentro qué escribir y me pongo los audífonos y escucho alguna música de esas que llamo mis himnos, son muchas, agarro al azar, puede ser Edith Piaf, Lhasa de Sela, Shubert, la que sea, y al rato ya tengo en mente de qué escribir y me instalo a hacerlo, es como que destaparan, abrieran compuertas y la creatividad fluye.
La música es nuestra compañera ideal.
Saludos.
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