“Aprender a reír así el mundo se caiga” es la frase que describe a Andreina. Desde muy corta edad ha tenido que pasar por situaciones no muy agradables. A los 9 años, sus padres se separaron, lo que conllevó a separarla de su madre por unos años. El vivir con su padre la enseñó a lavar su ropa, a hacer la comida y a ser cortés con cada mujer que él llevaba a su casa. Años más tarde, su madre se llevó a Andreina y a su hermana a vivir en El Tocuyo, un pequeño pero hogareño pueblo en el estado Lara. Lamentablemente, su estadía allá no fue del todo buena: tuvo una hermanita, la cual murió 7 días luego de haber nacido.
Cuchi, como su mamá la llama, nació un marzo de los años 90, en Maracaibo. Risueña, jovial y atrevida, Andreina cautiva a todos con su andar al mostrar su gran sonrisa -la de costumbre-, su cabello de color claro hasta las nalgas y sus grandes ojos color café intenso. Siempre tiene un chiste para contar, una canción que cantar y una cámara para fotografiar.
Cuchi, como su mamá la llama, nació un marzo de los años 90, en Maracaibo. Risueña, jovial y atrevida, Andreina cautiva a todos con su andar al mostrar su gran sonrisa -la de costumbre-, su cabello de color claro hasta las nalgas y sus grandes ojos color café intenso. Siempre tiene un chiste para contar, una canción que cantar y una cámara para fotografiar.
La personalidad de Andreina ha sido influenciada por sus tantas mudanzas, ha vivido en 5 ciudades distintas y eso la ha hecho una joven abierta, extrovertida y muy social. Asimismo, ha viajado por más de 8 países, obteniendo de esta manera una cultura general muy extensa. Sus viajes favoritos fueron a Austria y a Grecia.
Pero, eso no lo es todo para Andre. Un acontecimiento muy importante ocurrió en su vida, lo que la convirtió en la emprendedora mujer que ahora es. Todo empezó en sus últimos trimestres universitarios; era su turno de realizar el Servicio Comunitario. Una chica de su grupo sugirió hacer el servicio en el Hospital de Especialidades Pediátricas de Maracaibo y así fue. El día de la visita se le asignó a Néstor Benítez, el niño de la habitación 420. Nerviosa pero con la alegría que la caracteriza pasó el día con el pequeño Néstor, de 7 años de edad, piel color canela y amante de Ben-10. Desde ese día, para Andreina todo cambió. No entendía cómo un niño tan pequeño podía estar padeciendo a un monstruo tan grande como lo es la leucemia, además, todo se complicaba aún más por ser de una clase social muy baja. Día tras día, Andre lo visitaba, él la celaba y la quería mucho. A los días de finalizar el servicio, decidió unirse al voluntariado del hospital.
Después de un año de lucha, su bebé o hermanito –como ella lo llamaba–, murió. Para ella no fue fácil, fueron los días más difíciles de su vida. Sin embargo, este hecho dio paso para que el 01 de agosto de 2014, junto con una compañera (también voluntaria), crearan la Fundación Súper Héroes (FSH), en la ciudad de Maracaibo, dedicada a la ayuda y apoyo a los niños con enfermedades oncológicas. Néstor decía que él era un súper héroe, de allí proviene el nombre y el color verde, por su gran gusto por Ben-10. Desde entonces, ha dedicado parte de su tiempo en ayudar a los demás y demostrar que siempre hay mil y un razones para sonreír.
Pero, eso no lo es todo para Andre. Un acontecimiento muy importante ocurrió en su vida, lo que la convirtió en la emprendedora mujer que ahora es. Todo empezó en sus últimos trimestres universitarios; era su turno de realizar el Servicio Comunitario. Una chica de su grupo sugirió hacer el servicio en el Hospital de Especialidades Pediátricas de Maracaibo y así fue. El día de la visita se le asignó a Néstor Benítez, el niño de la habitación 420. Nerviosa pero con la alegría que la caracteriza pasó el día con el pequeño Néstor, de 7 años de edad, piel color canela y amante de Ben-10. Desde ese día, para Andreina todo cambió. No entendía cómo un niño tan pequeño podía estar padeciendo a un monstruo tan grande como lo es la leucemia, además, todo se complicaba aún más por ser de una clase social muy baja. Día tras día, Andre lo visitaba, él la celaba y la quería mucho. A los días de finalizar el servicio, decidió unirse al voluntariado del hospital.
Pese a las adversidades que la vida ha puesto en su camino, Andreina le agradece a Dios cada día por lo que tiene. Cuando vivía en el Tocuyo, visitaba a una amiguita de pocos recursos. Nunca antes había estado en un ranchito, no era el tipo de lugares que solía frecuentar pero ella siempre ha sido una mujer a todo terreno: jugaba en la carretera, con tierra y hasta con balones. Para ella no importa de dónde vengan las amistades ni lo que tengan, sino lo que son contigo y la sinceridad que te transmiten.
Andreina, actualmente, es Publicista y una gran emprendedora. En un futuro, su meta principal es escribir un libro y que la FSH sea reconocida mundialmente. Sus pasatiempos son estar con sus amigos en el carro escuchando música, tomar fotografías y disfrutar de su familia. Sin embargo, lo que más disfruta es visitar a sus superhéroes y hacerlos feliz en su lucha contra su enemigo: el cáncer.
Es una historia muy conmovedora.
Así es!
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Wow, una historia perse muy interesante, y además le añades una extraordinaria narrativa, lo convierte en, un muy buen post. ¡Felicidades!