En esta oportunidad dejaré una breve reseña de un relato que suelo compartir con mis estudiantes como un aporte a su formación espiritual, ecológica y ambiental.
La imagen con la cual acompaño la reseña es de @danapalooza y, aunque no hay fotos del proceso porque ella hizo este dibujo cuando no sabía de Steemit, al final consignaré unas imágenes que podrían ser prueba de su autoría. Las dejo a juicio del lector.
“Ophidia” es un conmovedor y aleccionador relato de Gustavo Díaz Solís (Güiria, estado Sucre, 1920- Caracas, 2017), contenido en Cuentos escogidos (1997) publicado por Monte Ávila y el cual califico como relato ecológico.
Es, a grandes rasgos, una historia de amor tejida de recuerdos y añoranzas, pero su particularidad reside en que la narración se realiza desde la perspectiva de un narrador intradiegético quien es, además, un ofidio que ha perdido a su compañera por la acción de un ser humano.
Más particular aún es el contraste que sugiere la historia puesto que contrapone a dos grupos de personajes –Ophidia, Cazadora y el compañero de Ophidia- y tres seres humanos –la mujer, el hombre y el hombrecito- y, sin embargo, los hechos más absurdos, más irracionales, más irreflexivos, son realizados por los animales racionales mientras que los otros (como en la vida misma) sufren las consecuencias de sus acciones.
El personaje narrador lo expresa de un modo inequívoco al hablar de la muerte de su amada Ophidia:
…Para el asesino la muerte de Ophidia fue seguramente un hecho más, recuerdo a la deriva en el pasado. Cómo era posible que una aberración de perspectiva hubiese convertido la más hermosa realidad de mi vida en razón de bastarda, irracional complacencia. Aquellas horas fueron de interior consulta. Medité sobre la importancia que tenía este desconocimiento de las distintas especies con relación a sus respectivos ciclos vitales. Cómo una intervenía violentamente en el ciclo de la otra, sin reparar en las consecuencias de su intervención. Cavilando de esta manera llegué a la conclusión pavorosa de que la creación era la obra de un poderosísimo e inspiradísimo inepto, puesto que no parecía haber otra manera de subsistir sino por la destrucción de los demás y la incorporación del organismo de otros seres a nuestro propio organismo. (p.13)
Obviamente, en esto último consiste la supervivencia de todas las especies. No obstante, y esto es justo lo que ha llevado a la extinción a muchos animales y plantas, el ser humano se complace en matar, destruir, dañar, por el solo placer de hacerlo o por sacar provecho económico de esas prácticas tales como la caza furtiva.
Esto también se señala en Ophidia:
Al hombre gustábale sorprender a su mujer con rarezas que hallaba en sus incursiones a la selva. Frente a su asombro, él soltaba la risa escandalosa, desproporcionada.
Cazadora conoce bien estos detalles que yo nunca he podido verificar, porque ella vivía en el maderaje de la cabaña. Desde su discreto mirador, pudo ver cómo se desarrollaba la vida de aquellos seres y también todo lo que después ocurrió […]
El hombre a veces entraba en la selva y abatía las aves con un arma que proyectaba fuego y ruido en el aire. Así mismo alcanzaba a otros animales en su carrera. Parecía que su principal propósito era matarlos para mostrar los cadáveres a su mujer. Cazadora me ha contado que precisamente las aves más hermosas eran lanzadas a la maleza después de que pasaban la sorpresa y los comentarios. (p.10)
La lectura de este relato invita a la reflexión acerca de la acción del ser humano y sus nefastas consecuencias en el medio ambiente y en la vida de los demás seres, que, junto a nosotros, habitan el planeta y que no están aquí para divertirnos o para enriquecernos. Tienen derecho a vivir y todas ellas, a diferencia de nuestra especie, viven en perfecto equilibrio con la naturaleza.
El dolor y la soledad mueven al compañero de Ophidia a urdir la venganza y, en la búsqueda de consecución de esta, durante varias noches se acerca a la cabaña que habitaba el asesino.
El relato cierra con una hermosa frase que seguramente suscribirán todos los que han sufrido una pérdida como la que se ha referido en esta historia:
Árbol de aire, el recuerdo crece en el silencio y en la soledad. (p.16)
¡Gracias por su lectura!
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Imagen modelo tomada del libro Reptiles (2009)Chile: Weldon Owen, INC. / Dibujo y algunos de los materiales utilizados para su elaboración.
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En verdad, el relato "Ophidia" de Gustavo Díaz Solís es un texto tan bien escrito que ya en sí mismo merece la pena darlo a conocer, y más si a través de él podemos provocar la reflexión acerca del respeto a la naturaleza y el derecho a la vida de todas sus especies. Haces un buen trabajo de procesamiento de esa reflexión en tu post, @eudisdiaz. Saludos.
Saludos, @josemalavem. Agradezco tu comentario.
Realmente, "Ophidia" es uno de los relatos de Díaz Solís que más adoro. Siempre lo ofrezco para la lectura junto a otros dos relatos del mismo autor: "Cachalo" y "El niño y el mar". Para mí es un hermosísimo e inseparable trío.
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