La Voz Bautista 46:6 (junio de 1954), publicación bautista chilena, Honorio E. Espinoza, Director. Temas claves:
Pág. 1: “Cultura y anticultura”
Pág. 2: “Cristo y los derechos humanos” (Cornelio Gatica A.)
Pág. 3: “Hacia el sostén propio; datos alentadores” (R. C. Moore)
Pág. 4: “Excerpta de El Cristianismo y el Problema del Comunismo”
Pág. 7: “Del día del seminario” (H. E.)
Pág. 9–10: “El llamamiento de Mateo” (A. Pereira Alves)
Pág. 10, 15: “Cristo el Centro” (Rafael Cepeda)
Lecciones de Escuela Dominical
Pág: 11–12: “Amós Reprueba la intemperancia”
Pág. 12–13: “Oseas Litiga con Israel”
Pág. 13–14: “El Juicio Viene sobre Israel”
Pág. 14–15: “Jesús nuestro ejemplo”
Página 1 trata con la mala cultura, su origen y su fin. También habla de las revueltas sociales.
"La cultura en su nivel de cumbre en una cosa como de amianto que resiste todas las conflagraciones, aunque sean de carácter electrónico. J. Mortimer Adler se expresa sobre este punto en forma tersa e hiriente: “No matan una cultura, ni los conflictos políticos, así alcancen éstos la demoledora violencia de la guerra moderna; ni las revoluciones económicas, aunque impliquen las dislocaciones que traen consigo los modernos levantamientos populares. Una cultura muere de enfermedades que en sí mismas son culturales. Puede haber nacido enferma, como la cultura moderna, o puede decaer a causa de vitalidad insuficiente para sobreponerse a la fuerzas disociadoras presentes en toda cultura; pero, en todo caso, el desorden cultural es causa, que no efecto, de los disturbios políticos y económicos que azotan al mundo hoy día...” Esta “cultura” que nace enferma, o que no resiste los males de su sistema, es la cultura o civilización elaborada por el grupo humano en un período dado. No es la cultura eterna que reside fuera del tiempo y del espacio en el sentido de que tiempo y espacio no pueden con ella a pesar de contenerla como alma y entraña de sus grandes expresiones. Con esto, el punto de la cita a recalcar es el de que la violencia no es capaz de acabar con la cultura -ni aún con la cultura relativa que se envuelve en lo que llamamos civilización-. Los disturbios son señales de la mala calidad de la cultura relativa que priva en aquel país o en esta era. Es decir, que la guerra, y la explotación del hombre por el hombre, y el engendro de los odios y los prejuicios, no son enemigos de la cultura (relativa) sino que más bien sus productos legítimos; porque trata en última instancia de una anti-Cultura, de una cosa temporal que ocupa indebidamente el solio de la otra imperecedera y eterna... (página 1)
Página 2 contiene la continuación del artículo sobre Cristo y los derechos humanos.
[1 Tesalonicenses 3:12; Mateo 23:8; 1 Juan 3:1 y 10; Hebreos 2:11]
¿Qué actitud debemos asumir los cristianos frente a este gran principio?
La palabra sin la acción es sólo fingimiento, es una voz ahuecada. En nada contribuiremos en pro de nuestra causa, si la fraternidad es sólo una palabra y no una realidad.
Hoy día, los estadistas de las grandes potencias, buscan diversas e ingeniosas fórmulas para establecer las bases de una paz duradera: pero desgraciadamente, día a día se agravan los problemas entre los hombreas y los pueblos, lo que hace pensar que, a pesar de los grandes esfuerzos de las Naciones Unidas, se aproxima una tercera guerra mundial, con caracteres de catástrofe, dados los adelantos de la Ciencia puesta al servicio de la destrucción.
Por estos motivos es que, urge una reacción a este estado de cosas. Nadie, ningún cristiano debe considerase extraño a estos esfuerzos de salvación de la humanidad. Confiamos en el triunfo del cristianismo; pero no olvidemos que los instrumentos de Dios, para propagar las verdades del cristianismo; son los hombres de buena voluntad". ¡Queridos hermanos! Que la fraternidad no se quede en nuestros espíritus como un recuerdo de un sueño de primavera; como una esperanza perdida en la isla más remota de nuestros pensamientos; que no sea como una canción de cuna que arrulla nuestro olvido. Por último quiero referirme a la personalidad del hombre.
La personalidad se define como el conjunto de caracteres y modalidades que diferencian a una persona de otra.
La personalidad es un cerebro humano.
Es indudable que, desde el punto de vista de la Psicología, este conjunto de caracteres y modalidades que forman el todo de la personalidad, está influenciado por las creencias, principios y sentimientos.
También debemos mencionar los factores adquiridos por la herencia. Cada uno de nosotros recibe al nacer determinadas tendencias que constituyen el patrimonio hereditario.
La educación, por su parte, es un factor preponderante en la formación de la personalidad del individuo. Igualmente los hábitos, también contribuyen a esta formación.
Digamos entonces, que los hombres son de distintas personalidades.
Podemos decir que, todos los derechos humanos giran alrededor de la personalidad del hombre y el respeto a esta personalidad.
El articulo 6°. de la Declaración Universal de Derechos del hombre, dice: “todo ser humano tiene derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica” y el articulo 12, agrega: “Nadie será objeto de ingerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales ingerencias o ataques”.
Las legislaciones contemporáneas al garantizar los hombres la Libertad, la Igualdad, lo hacen tomando en cuenta la Personalidad humana.
Es un hecho que no se puede negar que, en la formación de estos preceptos protectores del ser humano, el cristianismo ha tenido preponderante participación. Volvamos nuestros pensamientos a las Escrituras y comprobemos que el cristianismo respeta y exalta la personalidad del hombre". (página 2)
Página 4 menciona que solamente cristianismo, a diferencia del comunismo, tiene las respuestas para la vida.
"Es posible volver a educar al hombre, transformar sus relaciones, mejorarle interiormente por medio de relaciones o de organizaciones sociales impuestas a la fuerza. El pecado,. El mal, el odio, la esclavitud, no harían más que cambiar de forma. Trocaríanse los vestidos, pero no los hombres. Sólo el cristianismo, la gracias de Cristo, posee la fuerza real y sublime de regenerar las almas humanas, de transformarlas, y nunca podría resolverse la cuestión social sin esta renovación interior y espiritual, sin esta luz para el corazón del hombre que venció al pecado, sin que esta busque el reino de Dios".
Tomado de “El Cristianismo y el Problema del Comunismo”, de Nicolás Berdiaeff. Cap. I, La Religión del Marxismo. Parte I, La idea del Mesianismo Proletario, págs. 36 y 37." (página 4)
Nota: faltó páginas 18 y 19; entonces no han sido escaneadas o incluidas acá.
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