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Sueltas manos
“Y salía a recogerla. Yo misma.
”Enriqueta Arvelo Larriva
Llega labrando la noche. Llega con noticias exóticas, jugando al no saber del instante que pasa mirando las fotos. Luego se marcha como un torbellino dejando sólo un rastro por la suspendida Babel; así mismo, perdiéndose de nuevo bajo el telón del televisor. No hay rutina, me digo, ojeando los idénticos simulacros para acallar a las ánimas, sedentarias, con ropaje de los años sesenta, atajando –ellas mismas- por este a ver si te encuentro, sólo, entre sus sueltas manos.
Milagro Haack