Me encontraba ardiendo lentamente en aquel cruce de miradas mientras nuestras pieles erizadas empezaban a rozar suavemente de la misma forma que cae una lagrima de felicidad por nuestro rostro, era inevitable desearla con todo mi ser, querer sentirla mía ni que fuera por unos instantes, fusionarnos los dos en uno y gozar del placer más animal y puro nos ha dotado la tierra. Su cuerpo era cuál escultura perfectamente moldeada y no podía evitar querer recorrer cada una de sus curvas las cuales me hacían deslizarme hacia una nueva tentación, quería dejar huella en cada rincón de su cuerpo incorporando mis labios cada vez más hacia sus lugares más íntimos, deseaba adentrarme y saborear todo su ser, formar parte de ella y de su disfrute que mi boca quedara humedecida sin parar hasta el momento que no pudiera mas y me suplicara cambiará la parte de mi cuerpo que quería se adentrará en ella. Podía sentir el vaivén de nuestros cuerpos y el latir de nuestros corazones en cada una de las posiciones nos hacía volar la imaginación, el lenguaje cada vez subía más de tono y cada una de las palabras gemidas incrementaba el morbo de la situación nos encontrábamos. Después de un largo tiempo nuestros cuerpos exhaustos se encontraban al límite pues acechaba el momento de mayor clímax, era algo inefable algo de lo que si dependiera de nuestra propia voluntad lo transformamos en un instante sempiterno pero la realidad nos hizo tocar con los pies en la tierra y el universo que pasaba entre nosotros podíamos ver como se desvanecía dejando el mejor de los sabores.
Ramón O Ramos Fabréb