Jehová nos da la oportunidad de acercarnos a él mediante la oración. Él se interesa por cada uno de nosotros (Salmo 65:2; 145:18). Además, está dispuesto a perdonarnos y reconoce nuestros esfuerzos por hacer su voluntad, aun cuando no siempre lo logremos. Así que, pese a que somos imperfectos, podemos ser sus amigos. (Lea Salmo 103:12-14 y Santiago 4:8.)
Puesto que le debemos la vida, Dios merece que lo amemos como a nadie más (Marcos 12:30). Demostramos que lo amamos cuando aprendemos acerca de él y obedecemos sus mandamientos. Y al hacer esto, nuestra relación con él se estrechará. (Lea 1 Timoteo 2:4 y 1 Juan 5:3.)