Fracaso no es que las cosas no te hayan salido como esperabas, no es el final de algo; no es decir adiós ni cerrar una puerta; no es el fin del camino.
Fracaso es resignarse a vivir sin cambios, sin arriesgarse de nuevo. Es sentarse y soportar algo que no te hace feliz ni te conduce a la felicidad. Es bajar la mirada por temor a dar un paso; el miedo al qué dirán, me juzgarán, me criticarán.
Fracaso es cruzar las manos para no luchar más; cerrar los ojos al futuro, a la ilusión, a la novedad; es darse la vuelta y caminar hacia atrás por el camino oscuro ya recorrido. Es pensar o sentir: ¡No puedo!
Fracaso es cuando ya no puedes hacer nada de nada; lo cual nunca es cierto, porque hasta en un lecho de muerte se puede vivir en victoria y esperanza porque el éxito depende de cómo vives y mueres cada día.
EL FRACASO NO ES LA REALIDAD, es solo una actitud. Es aceptar la soledad, la amargura y el desaliento como compañeras de vida.
El fracaso no puede sobrevivir donde hay esperanza, ilusión, sueños, ambición y deseos; sobre todo donde hay fe el fracaso inevitablemente saldrá huyendo. El fracaso no existe en los planes de Dios para tu vida.
Y es que la vida es un juego de prueba y error, donde fracaso es quedarse en el error, pero el éxito consiste en seguir adelante abriéndose caminos cada vez con más conocimiento y experiencia.
El éxito, en cambio, radica en la felicidad y la paz que llevas por dentro, para ti, y que transmites a los que te rodean. Es lanzarse, atreverse, decirle NO al miedo y seguir jugando.
Éxito, es el derecho que te das a decidir tu vida, tus momentos, tus sonrisas, tus luchas. Es la libertad que sólo tú puedes darte para alcanzar cada día nuevos sueños, nuevas metas.
El éxito es levantarse de los escombros, sacudirse y mirar al sol brillar en el horizonte. Es el cambio de una actitud conformista a levantar como el águila, las alas y salir volando.
(Isaías 41:10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, yo te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.)
(Fotografía: Zaida Oviedo)