Generalmente, no siempre, hay sus excepciones, los padres (me refiero a los hombres) al tener hijos, prefieren que sean varones y no hembras, porque reflejarán sus propios intereses y gustos en ellos y además serán afines por ser del mismo sexo.
Cuando yo era joven, lamentablemente fue así, no de manera tan marcada, intencional y perjudicial (hacia mi hija), pero recuerdo que fue así.
Como les comenté en mi publicación de presentación, mi primer hijo fue varón, y mi segundo regalo de parte de Dios, fue niña. Rafael Eduardo y María Fernanda, son mis hijos de mi primer matrimonio, cuando nació Rafael, fue día de júbilo, se imaginan? Un varón, fueron días de fiesta en mi hogar, todos teníamos que ver con él, regalos, visitas, brindis (los miáos del muchacho), en fin de verdad que es una emoción indescriptible, no solo por el hecho de ser varón, sino por tener un hijo.
Cuando nació María Fernanda, fue exactamente la misma emoción, una niña, un verdadero dulce, y como nació prematura, pues sentía hacia ella un sentimiento de protección aún más elevado, pero a medida que fue creciendo, mi atención se centraba en Rafael, el demandaba cuidado, le fui inculcando los mismos gustos en deporte que los míos, me lo llevaba a la playa, era imposible no prestarle mayor atención a él, un año antes que naciera María, ya Rafael practicaba beisbol, tan solo tenía 3 años de edad, mientras yo me encargaba del Rafael, la mamá se encargada de María, con el tiempo se notaba en mi, más atención hacia el varón.
Gracias a Dios, como les comenté al comienzo de este post, esta situación no perjudicó a mi niña, y me doy cuenta con el trato tan dulce y amoroso que tiene hacia mí.
Actualmente vivimos separados, en ciudades diferentes, cada vez que voy para Caracas, mi hija, se esmera en atenciones, me consiente, hace postres para comerlos juntos, busca películas para verlas juntos, hasta altas horas de la noche, como dice ella, "hasta que el cuerpo aguante", es tanto así, que no me deja salir con mis amigos, y yo trato de complacerla en todo lo que puedo en cada viaje, mi amor hacia ella no se compara con otro.
MI PRINCESA Y YO
Cuando recuerdo como fui con María Fernanda cuando era pequeña, aún cuando no fue intencional, reflexiono y hace en mi un efecto rebote, quiero darle todo el amor que le pudo faltar en su niñez. Actualmente ella tiene 16 años, es guapetona, o sea, muy linda e inteligente, además de ser muy amorosa.
Mientras redactaba este post, leía unos artículos sobre los motivos del por qué los padres prefieren hijos varones, y me encontré esta información que me dejó asombrado, al ver que existen en otros países (Asia meridional, oriental y central) con culturas radicales en este sentido, veamos esta cita:
Son igualmente las mujeres las que deben cargar con las consecuencias de dar a luz a una niña que no es deseada. Las consecuencias pueden incluir la violencia, el abandono, el divorcio o incluso la muerte.
Con este fondo de intensa presión, las mujeres tratan de saber el sexo del feto a través del ultrasonido. Si descubren que es una niña, ello las puede llevar a abortar.
Fuente de la cita
Leyendo esta información, me pregunto, por qué llegar a ese extremo, debemos cambiar y renovar la forma de pensar, disfrutar, aceptar y valorar a nuestros hijos, sea niño o niña, darles todo nuestro amor y también disciplinarlos para que sean hombres y mujeres de bien, además de estables emocionalmente, y ellos a su vez puedan ser a futuro mejores padres que nosotros.
Para finalizar quiero dedicar este post a ella, mi princesa, mi niña María Fernanda, Dios te continúe bendiciendo y te guarde, te amo muchísimo, siempre cuentas y contaras conmigo, Mariita.
MI ORGULLO, TE AMO MARIA FERNANDA