Todas las personas queremos ser felices, buscamos llenar ese vacío en distintas cosas, algún deporte, en el trabajo, en el dinero, en placeres sexuales, en personas, cosas, metas que cumplir, pero nada, a pesar de conseguirlo todo no nos sentimos totalmente felices...
¿Entonces que más podemos hacer?
Es lo que normalmente pensamos al ver cumplido con nuestro objetivo, disfrutamos del logro pero realmente no nos sacia por completo, es a lo que yo llamo ¨Felicidad disfrazada o momentánea¨
El secreto está en el AGRADECIMIENTO!
Vivir una vida agradecida llena de bendición nuestro existir, agradeciendo a Dios por el regalo de la vida, el regalo de despertar, agradecer lo más mínimo, hasta lo mas asombroso, mirar la vida como un maravilloso regalo. Ver las cosas por el lado positivo! Sabiendo que todo obra para nuestro bien si confiamos en Dios.
Hay una historia que de pequeña me contaban para ser más agradecida y ver la vida de manera positiva, agradecer hasta por lo malo que nos pueda pasar que quisiera compartirles: Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a la tierra y tenía un caballo para la labrar para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:-Tu caballo se escapó, ¿qué harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!El hombre lo miró y le dijo:-¿Buena suerte o mala suerte? Quien sabe. Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!El hombre lo miró y le dijo:-¿Buena suerte o mala suerte? Quien sabe.Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tú eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.El hombre, otra vez lo miró y dijo:-¿Buena suerte o mala suerte? Quien sabe.Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!Otra vez el hombre lo miró diciendo:-¿Buena suerte o mala suerte? Quien sabe. Esta y muchas historias que mis padres me contaban me enseñaron a tener una vida más humilde, positiva y sobre todo Agradecida, porque no sabemos si lo que estamos viviendo nos está librando de un mal mayor. Solo tener un corazón confiado es lo que me ayuda a vivir mi vida y mirando al cielo, con una sonrisa y una mirada brillante diciendo, Gracias Señor, porque a pesar de no merecer nada tu me lo has dado todo en abundancia! Gracias Señor Jesus por dar tu vida por mi aun sin merecerlo, gracias!
Esta y muchas historias que mis padres me contaban me enseñaron a tener una vida más humilde, positiva y sobre todo Agradecida, porque no sabemos si lo que estamos viviendo nos está librando de un mal mayor. Solo tener un corazón confiado es lo que me ayuda a vivir mi vida y mirando al cielo, con una sonrisa y una mirada brillante diciendo, Gracias Señor, porque a pesar de no merecer nada tu me lo has dado todo en abundancia! Gracias Señor Jesus por dar tu vida por mi aun sin merecerlo, gracias!
늘 감사하며 사는 행복에 존경을 표합니다.
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