Hay un refrán familiar en los asuntos del matrimonio y es aquel que dice: “El amor entra por la puerta grande del corazón, pero, por falta de pan hace que se escape por la ventana”
Los recién casados son capaces de soportar carencias físicas y económicas si las hubiera; pero con la llegada de los hijos, la mente inicia a fatigarse, por los críos no esperan, y menos entienden las carencias.
Las pequeñeces de la cotidianidad, son las crean la fatiga emocional, y en un 90% de los casos, dicen los terapeutas y sociólogos de familia, es por el factor de escasez en las finanzas de la pareja. El asunto está en la falta de inteligencia financiera; un alto porcentaje de parejas recién casados, inician a adquirir créditos hipotecarios y de electrodomésticos, incluyendo el auto familiar. La manera que los inversionistas enseñan a sus hijos es a primero adquirir activos, creando una empresa rentable propia; luego la empresa paga la vida y los lujos.
¡Es sólo cuestión de cambiar los conceptos que enseñan algunas familias y sociedades!