Por lo menos tuvo una larga vida como chulo, aunque debió darle la cara a Lucía. Sentir todo el odio que pudieran irradiar sus ojos, más allá del odio que él pudo imaginar de parte de ella.
Esa rata.
Por lo menos tuvo una larga vida como chulo, aunque debió darle la cara a Lucía. Sentir todo el odio que pudieran irradiar sus ojos, más allá del odio que él pudo imaginar de parte de ella.
Esa rata.
Hay mujeres que se merecen hombres chulos. No fue el caso del Lucía, que le tiró todo por el camino y decidió más nunca verlo. Hizo bien, Ricardo Oslo se quedó con la mujer de todos y seguro nunca tuvo nada.
Pues Ricardo Oslo tuvo lo que merecía, eso sí.