Les voy a contar una historia un tanto graciosa y peculiar, de cómo lo que al inicio sería un día común en la playa, se transformó en uno lleno de todo tipo de emociones para mí y las personas que me acompañaban en aquel entonces.
Aquel 14 de enero de 2017, me encontraba a poco tiempo de terminar mis vacaciones en cierta ciudad playera de Venezuela, ese día junto a mi hermana mayor y su esposo, fuimos a una playa privada dónde vivían algunos amigos suyos, yo al ser un mero turista no conocía el lugar ni tampoco a las personas que ahí se encontraban, por lo que luego de bañarme en la playa y tener que salir de ella rápidamente por la repentina aparición de Medusas en el agua (Algo que nadie esperaba), decidí tomar mi cámara y una bolsa para recoger ostras, caracoles y demás cosas que consiguiera por ahí, y comencé a caminar por la orilla, le avisé a mi hermana que lo haría y ella me dijo que no habría problema, por lo que seguí mi camino.
Durante aquella caminata fui recogiendo de todo tipo de regalos que me iba dando la playa por mi andar, así como también tomé muchas fotos ya que las vistas de aquel lugar eran hermosas, notaba también que cada vez estaba más lejos de el lugar dónde estaban mi hermana y su esposo, pero me dije a mi mismo: "¿Qué posibilidades hay de regresar otro día a este lugar? ¿Vas a perder la oportunidad de conseguir cosas interesantes que posiblemente no puedas ver en otras circunstancias? ¡Mejor sigue adelante sin mirar atrás!" Y pues, así lo hice, me armé de valor y seguí mi camino por aquella playa desconocida, una parte de mí me decía que no lo hiciera, pero otra muy al contrario me indicaba que debía hacerlo, que no me arrepentiría de ello, y pues, por ello me deje llevar.
En un momento vi a lo lejos acercarse a un señor mayor junto con un niño, por cómo lucían parecían pescadores locales, al no saber qué harían o dirían al verme, decidí ocultarme atrás de unos cactus que había cerca, y cuando terminaron de pasar, seguí mi camino, en este punto ya había caminado tanto que ni podía divisar el lugar en el cual me encontraba inicialmente, había caminado varios kilómetros ya bajo el sol y sobre la arena mojada, pero aún así algo me llamaba a seguir caminando, en mi mente sabía que quienes estaban conmigo ya debían estar preocupados, pensé en regresar, pero no lo hice, y así estuve hasta que llegué a un lugar que se me hizo simplemente mágico, en él había un muelle abandonado en ruinas, con bastantes tablas faltantes que probablemente se habían caído con el pasar de los años y la exposición a los elementos, vi el lugar cómo un sitio ideal para sacar aquella foto tan especial y esperada por mi de aquél día, sabía que eso era lo que me llamaba, que sólo por eso había valido la pena caminar tanto, el sentimiento gratificante que sentía es algo que no puedo explicar con palabras en este momento, pero al recordarlo es cómo si volviera a sentir todo tal cual cómo si estuviera ahí en este momento. Luego de dejarme llevar por mis emociones decidí tomar mi cámara y hacerle una sesión de fotos a aquel muelle tan especial y mágico, tomé fotos de todos los ángulos y hasta me subí sobre él aún sabiendo que podría caer de él por el estado de las tablas, y fue allí dónde tomé la que considero es la mejor foto que ha captado mi cámara hasta el día de hoy, 29 de enero de 2018, a un año y 15 días de aquel acontecimiento, y la cual puedes encontrar en la parte superior de este post.
Con respecto a lo que sucedió el resto del día, pues básicamente de regreso al punto de inicio de esta travesía fue que noté lo mucho que había caminado, y contrario al camino de ida al muelle, de regreso me cansé bastante, tal vez antes no había sentido esto por la emoción. Además, cuando regresaba escuchaba a lo lejos unos gritos y veía algunas personas que no lograba distinguir, era mi hermana (la cual estaba histérica y a punto de llorar) con su esposo y algunos de sus amigos quienes ya habían comenzado a buscarme por haber tardado tanto en volver, cuando llegué a dónde estaban me esperó la mayor llamada de atención de toda mi vida, junto al vendaval de emociones que sentían por creer que algo me había pasado. Me disculpé y expliqué todo lo que había acontecido, y si me preguntan que si lo volvería a hacer, la respuesta es clara: Sí, lo volvería a hacer sin lugar a dudas, ya que fue una experiencia que nunca había sentido y al día de hoy no he vuelto a sentir nada similar.
Esas horas de larga caminata, el riesgo que tenías al montarte en ese puente y el regaño de tu hermana... créeme que valieron la pena. Qué foto más bonita!!
Te dejo mi voto ;)
Así es! Cómo dicen: Todo pasa por algo, y si uno siente que debe hacer algo con todas sus fuerzas, no hay que titubear mucho ni dar vuelta atrás, simplemente hacerlo con la convicción de que todo saldrá bien y valdrá la pena :D
una experiencia personal bastante peculiar :D