Una lectora me comentó hace tiempo que la forma de escribir mis post era genial, pero en realidad me hace falta mayor visibilidad a pesar que uso diferentes etiquetas relacionadas con lo que escribo, básicamente anécdotas y reflexiones de la vida.
Igualmente considero que es una forma de dejar plasmada mi visión sobre algunos temas controversiales, por ejemplo el de la familia, en especial sobre mi hija virtual. Sin embargo, los votos y el incentivo monetario provienen en casi su totalidad al trail de @reward.app que ha sido el principal apoyo y que me mantiene en pie de lucha contra las adversidades.

En esta oportunidad les relato lo siguiente: En mi etapa juvenil viajaba con mis padres por los páramos andinos a visitar mis tíos y otros familiares cercanos, todo dentro de lo normal de la convivencia familiar. Mis abuelos murieron y dejaron varios terrenos destinados al cultivo de vegetales y hortalizas, sin faltar el abstracto de lo que llamamos casa materna, que no es otra cosa que lo que es de todos, no es de nadie, así que no hay inversión y sólo goce y disfrute de la casa por parte de mi tío y sus hijos. Así que cuando todos los hijos y las hijas de mi abuelo se decidieron por hacer la repartición de bienes, pues saltó mi tío avaricioso, tal cual como mi hermano, el avaricioso diciendo que en la casa materna estaban viviendo sus hijos con sus esposas y nietos desde hace ya varios años y que no los podían sacar así no más, que él tenía su parte ocupada y cuando mucho podía habilitar uno o dos habitaciones para el resto de hermanos, eran 6 en total.
También decía que el ganado vacuno que tenía en uno de los terrenos frente a la casa materna tampoco los podían sacar, porque habían estado allí desde hace años, así que se quedó con las mejores tierras agrícolas con un sistema de riego que era administrado solamente por él y dejando sin agua a sus hermanos o a los que compraran esos terrenos.
Hace una semana, mi hermana viajó por esos lares y que iba de visita y lo encontró con bastón y un semblante apagado. Sin embargo, todavía no asume la valentía de admitir su injusticia en la repartición de bienes, pienso que morirá con su conciencia envuelta de dudas y resquemores del alma, tal vez convencido que dejará a sus hijos una herencia más amplia de lo que debería ser, aunque mal habida. Mi hermano (el avaricioso) no quiere nada de ese terreno que lo heredó mi mamá, pero que nunca lo hizo efectivo ni tuvo posesión, lo administra mi tío avaricioso a su antojo. tal vez el antagonismo entre avariciosos no se concrete como si se tratara de una Ley de Física, cargas eléctricas de signos iguales, se repelen.
Relato basado en la vida real @anecdotas
Crédito de esta imagen de
doungtepro