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Es fácil opinar leyendo 4 o 5 de los haikus publicados y determinar que uno de ellos es el más apreciado. En mi particular he leído todos y cada uno de los haikus y sobre esa base he notado que la mayoría se centran en la flor o en la abeja, pocos haikus van más allá, como el de @johannfrare, quien dentro de su metáfora le dá vida a todo un panorama de posibilidades al escribir:

Viven serenas.
El ciclo muestra a gaia,
siempre perfecta.

Hace la sujeción de la vida directa, remontándonos a los griegos "gaía"; por ello mi voto es para él.

Totalmente de acuerdo @amigoponc. Debería destinarse el jueves como día para emitir opinión de los haikus publicados; en este sentido, ya a partir del jueves no se debería publicar más entradas para que todos tengamos la oportunidad de leer todo lo publicado y así tener un veredicto más objetivo.

Apoyo tu selección u mi voto es para @johannfrare, aunque el tuyo también está muy bien elaborado...

Visité varios haiku (@naylet, @luisfe, @oacevedo, @gracielaacevedo, @salvao, @charjaim, @lecumberre, @karupanocitizen, @javert68justice) y realmente es interesante encontrar un bagaje de pensamientos que arroja la imagen como vocabulario, emoción, creatividad, concepto, subjetividad, entre otras categorías que demuestran la autenticidad del haiku. Dicho esto, considero que mi voto es para @luisfe, escribe un haiku sobre la belleza, el tiempo y el proceso natural y el sabor que queda, es decir, el resultado del encuentro.

La espléndida foto de @calluna ha generado ejercicios de haiku variados y de mucha calidad. Mis favoritos, según mi apreciación, son los presentados por @salvao, @gracielaacevedo, @adncabrera, @carmencitavdc y @charjaim. En ellos predomina la percepción de la flor y la abeja como elementos centrales motivadores de una interpretación que coloca en primer lugar el misterio de la vida, que se renueva estacionalmente en primavera (si bien es el de todos los días). Me atrajo particularmente el texto de @adncabrera; logra en dos palabras: "beso iluminado", una imagen de suma potencialidad poética, que viene a culminar la imagen anterior de la alborada, y, como par, entra en juego morfológico y semántico con la pareja abeja -flor, concibiendo una sugestiva relación amorosa.