Hay una gran diversidad de frutas en mi país, que incluso para mí son exóticas, pues nunca había escuchado de ellas. Esta vez, un amigo me sorprendió al regalarme una fruta y me dijo que se llamaba "zapote costeño". -¿Cómo se llama? le repliqué yo. -Zapote costeño-. Me repitió. ¡Como me encantan las frutas! la recibí, pero la recomendación era que después de madurar, la licuara en leche sin agregar azúcar. Como 5 días después, la exótica fruta había madurado; estaba blanda, pero no era muy olorosa. Quité la cáscara y pude ver que su carnosidad tenía un fuerte color zapote; la textura de su pulpa es blanda, no fibrosa. Le pegué un mordisco y saboree lo dulce... De verdad deliciosa, y antes de comérmela toda, recordé que mi amigo me dijo que la fruta en jugo con leche era una delicia. La pepa es grande, café, dura; pero tiene un parte que deja ver el interior de la envoltura de la cáscara.
Así que me aguanté las ganas de comerme el zapote de unos cuantos mordiscos, y preparé ansioso la licuadora, le agregué leche y recordé que no necesitaba azúcar.
¡El resultado, un delicioso jugo de zapote costeño! El jugo era espeso, y digno de ser saboreado y de repetir otro vaso del exquisito néctar.
Por nada cambiaría semejante delicia, por cosas tan dañinas como las gaseosas azucaradas.
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Parece lo que en mi ciudad llamamos mamey. Saludo
Hola @eliot01, gracias por tu comentario. Conozco el mamey, pero esta es diferente; un abrazo.