Es fácil amarse unos a otros cuando la adversidad y las dificultades no están presentes. Sin embargo, en la vida real, la relación de cada pareja, al menos una vez, pasa por una verdadera prueba de fuerza.
Conocí a Leonardo un 20 de Mayo , el lugar: un boliche de Córdoba. Me lo presentó mi compañera de facultad y mejor amiga. Él era alto, rubio, ojos celestes, muy alegre y divertido, era como el hombre de mis sueños.
Yo creí que después de esa noche todo iba a terminar, pero no fue así. Comenzamos a vernos sucesivamente y empezó a formarse una relación hermosa y en mí empezó a despertarse el amor. Si bien juntos hacíamos una hermosa pareja y nuestras personalidades hacían de nuestra relación algo perfecto, él siempre me manifestaba sus miedos al noviazgos y no quería enamorarse; es más, me repetía una y otra vez que si yo me enamoraba él iba a acabar con la relación.
Pasaron 5 meses y fue inevitable decirle todo lo que me sucedía: que lo amaba como nunca había amado a alguien. Pensé mucho en decírselo, porque corría el riesgo de perderlo, pero yo estaba convencida de que él sentía el mismo amor por mí porque siempre me lo demostró y hasta indirectamente me lo decía. Entonces, creída de que todo iba a salir bien y que desde el momento en que yo le manifestara mi amor íbamos a comenzar un noviazgo, decidí escribirle un mail diciéndoselo.
A los pocos minutos recibo un mensaje que decía: “Escuche lo que nunca quise escuchar en mi vida” y luego en un breve chat me dijo que todo se había acabado “Un beso. Chau”. Ese era el final.
Fui a dormir y sentía que me moría, mi llanto era desesperado, no aceptaba la idea de perder lo porque nunca hubo motivos para que eso sucediera. Nunca un grito, una pelea, nada de nada. Al día siguiente le conté esta historia a mi amiga y ella me dijo que iba a hablar con Leonardo para ver si lo podía hacer entrar en razón.
Ese mismo día, por la noche, salimos con mi amiga para levantarme el ánimo y conocí a otra persona. Un chico excelente, Andrés. Le conté mi historia y, sabiendo el amor que yo sentía por Leo, decidió comenzar una relación conmigo. Pasó una semana y con Leonardo nos volvimos a ver y las cosas se arreglaron, decidimos volver.
Pero acá empiezan los problemas, yo tenía que decidirme entre dos personas: Leonardo o Andrés. Qué problema tuve. A Leo lo amaba, pero Andrés era una muy buena persona a la que quería darme la oportunidad de conocer. Y si volvía con Leo corría el riesgo de volver a sufrir, pero lo amaba.
Fue un mes muy duro Noviembre. Hasta que tome la decisión: cortar con Leo y seguir con Andrés. Y así comenzó la relación o “mentira” con Andrés. Lo quise mucho pero nunca me olvidé de Leo. Lo recordaba a cada instante y en cada momento, lo lloraba siempre.
Leonardo se sintió muy traicionado con mi decisión. Pasaron meses y meses y no supe mas nada de Leo, hasta Abril. Nos vimos un 15 ó 16 de abril y revivimos nuestra relación, fue un momento mágico y maravilloso. Me sentía bien pero mal a la vez porque estaba engañando a Andrés. Él sabía que yo seguía enamorada de Leonardo, pero luchaba por conquistarme.
En el año que duró nuestro noviazgo yo lo engañe dos veces con Leonardo. Leonardo me confesó estar enamorado de mí y me dijo que yo era la única mujer con la que tendría una relación seria. Todo eso me llevo a cortar con Andrés y tratar de retomar la relación con Leo. En enero nos volvimos a ver con Leo ya dispuestos a volver, pero ese día sentí que ya no lo amaba como antes, no era el mismo sentimiento, pero lo mismo decidimos volver.
Hasta que en mi trabajo conocí a una persona con la que mantengo una relación hasta hoy. Esta relación empezó en febrero y yo logre sacarme de mi mente a Leo y cuando le comente que no íbamos a volver porque yo había comenzado otra relación, desapareció y nunca más me hablo. Yo al principio no me sentía mal, yo me lo había buscado. No tuve recuerdos de él hasta hace muy poco que mi corazón me lo reclama.
Estoy perdida, confundida y ya no se que hacer. Estoy segura de que Leo es el amor de mi vida y que nunca voy a amar tanto a alguien como a él. No me animo a hablarle porque lo destruí con mi última decisión de no volver. Sé que me ama, lo vi en sus ojos esa tarde de enero. Yo lo amo con todo mi corazón y necesito que alguien me aconseje sobre lo que tengo que hacer: ¿olvidarle y seguir con mi actual pareja o buscarlo nuevamente?
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