Reflexiones sobre la ética, el respeto y el miedo a perder el miedo al público

in Hive Cubayesterday (edited)

Hola, #comunidad de #Hive Cuba.

Desde hace algún tiempo a acá he estado observando y, en ocasiones, sufriendo algunas situaciones nada agradables, poco profesionales en nuestra comunidad del arte. Por eso quisiera compartir algunas reflexiones con ustedes.


Pero, aún más importante y es completamente aplicable a lo anterior, he aprendido a que el tiempo de las personas (artista o público) es valioso, es sagrado y merece todo el respeto del mundo.
Por eso me duele ver cómo se irrespeta demasiado a menudo tanto al público como a los artistas y/o a los espacios de presentación. Esto tiene muchas causas que van desde la inexperiencia, inmadurez hasta algo que el escritor Armando López me dijo un día: “Abel, es que le han perdido miedo al público”.
¿A qué se refería con eso? A algo que también veo como una falta de respeto y, aunque Armando se refería a los escritores, es aplicable a todas las manifestaciones artísticas; se refería a los que leen cualquier cosa, de cualquier forma, a no preparase antes de presentarse al público, a improvisar e, incluso, a ir vestido como sea a una presentación o ir bajo la influencia del alcohol.
No tienen miedo a hacer un “papelazo” porque no respetan ni al público ni al escenario donde se presentan. Y, por escenario me refiero tanto al lugar desde donde realizan su presentación, como al evento, peña o taller a donde fueron invitados.
Eso no es ético ni profesional ni respetuoso. Como tampoco lo es:
Llegar tarde a un espacio.
No avisar con tiempo de los cambios de horarios o locación.
No asistir a una presentación programada.
Leer, tocar o presentar una obra sin la calidad que se espera.
Ir vestido a la presentación como si fueras a comprar el pan.
Repetir las mismas obras durante años.
E, incluso, no quitarle el volumen del timbre o notificaciones al celular y, hasta responderlo en pleno escenario.
Y estas son algunas que he visto cometer a muchos artistas a cada rato durante este último par de años. No obstante, el respeto es algo que va en todas direcciones. El público y las instituciones culturales también deben prestar este mismo respeto, profesionalidad y también deben de sentir ese temor a decepcionar o fallarle al público y/o artistas.
Es una falta de respeto que una institución que acoge a un espacio, no deje a nadie responsable de preparar las necesidades que se les pide. He sido testigo de espacios donde el público ha tenido que cargar sillas, acomodar el escenario. También donde los anfitriones de las instituciones ni siquiera asisten al espacio que acogen.
Otras de las faltas graves que se cumplen por parte de los organismos hacia los artistas son:
Demora con los pagos.
Infravalorización o subestimación de los artistas.
Incumplimiento de resoluciones vigentes.
Negligencias por desconocimiento o por “cuidarse las espaldas” que desembocan en la no contratación y/o pago de artistas (que trabajaron de gratis esperando una retribución).
Trabas burocráticas que retrasan procesos.
Desatención en la producción o aseguramiento de espacios.
Y un largo etc.
Las direcciones de cultura de cada provincia de Cuba designan una gran suma de dinero para la programación cultural. Esta es gratuita para el público. En esta programación podemos disfrutar cine, teatro, música, artes plásticas y literatura. Incluso, también espacios de crítica sobre arte.
El estado protege a los artistas con una remuneración monetaria por su trabajo. Por tal que el pueblo pueda acceder a ella con facilidad.
Quizás por eso es que tanto las instituciones culturales, los artistas y hasta el público les ha perdido el respeto. Quizás al ver que es gratis la entrada, es una “peña habitual”, el público piensa que no van a ver algo de calidad; los artistas creen que no tienen que prepararte como artista y dar lo mejor de sí; y los anfitriones creen que, si vayan a poner el audio o las sillas 30 minutos después de la hora en que debió iniciar el espacio, no pasa nada.
¿Saben qué sucede? Que, en realidad, nunca pasa nada.
Romeo y Julieta es una obra de teatro es una obra de teatro y no una novela.
Hay que temerles al escenario y al público. Uno debe ir con lo mejor y de la mejor manera. Como mismo nos vestimos y preparamos cuando nos invitan a un festival o a una embajada en el extranjero, así mismo debemos prepararnos para ir a una peña en tu provincia. De ese modo crecerás como artista, como persona.
No hay espacio pequeño. Cada presentación merece respeto. Cada invitación a presentarte, es una posibilidad de que te vean, que te escuchen. No importa si es el mismo público de ayer o del mes pasado; el que no puede repetirse eres tú. Ese público fue para verte. Ese público invirtió su tiempo de vida en ti. Ese hecho solamente, merece todo el respeto del mundo.
Por otro lado, nunca se sabe quién te ve. Hay muchos casos de artistas que sus carreras han despuntado desde los “pequeños espacios provinciales” hasta los “grandes” escenarios internacionales.
Y ¿cuál es el escenario grande? ¿Uno en La Habana? ¿Uno en una feria de México, Estados Unidos o China? No, amigos. Esos son iguales que los nuestros, solo que con mejor producción y en otro país.
Y tenemos también el aspecto personal. Si una institución te programa o te invita, debes ser profesional y asistir; dar lo mejor de tu obra. No puedes quedar mal o no te invitan otra vez. Pero, cuando un amigo te invita, menos todavía puedes incumplir tu palabra. Debes dar el 110%, no el 100.
Si un amigo te invita es para darte una posibilidad de lucir una obra que él valora y cree que deben verte. Ese amigo te promociona, de gratis o resolviéndote un pago. Esa parte es la de menos, porque es tu amigo.
¿Cómo algunas personas piensan que pueden darse el lujo de quedar mal con los amigos porque los van a “perdonar”?
Sí, quizás perdonemos, pero fue el tiempo de diseño, preparación y de vida el que fue malgastado en otra persona que nunca lo valoró. Fue el espacio cultural el que se resintió esa ausencia o mala calidad. También se despreocupó la tranquilidad mental de ese anfitrión que pasó un mal rato, un mal día, preocupado porque no llegan sus invitados, viendo qué hace en caso de que no lleguen, etc.
Ya les dije que algo que no es profesional, es andar improvisando. Pero, últimamente, debido a la alta frecuencia de estos sucesos, es lo que más se hace.
El público asistente lo nota. Puede que aplauda, pero siempre juzga y de cada presentación que vea, depende si regresa o no.
Y eso es algo que, como amigos de esas personas que nos invitaron, siempre debemos temer.
Hasta aquí lo dejo, porque siempre me vienen nuevos ejemplos de acciones negativas. No hablo de nadie en particular, sino de todo lo que he visto a todo lo largo del país en los últimos años.
Estas son mis reflexiones. Quizás tú que me leíste hasta aquí, hayas recordado algunas iguales o similares a las que describo. Si me las pusieras en los comentarios, fuera magnífico y así las podríamos leer.
Si eres un artista, también te llamo a la reflexión. Debemos respetarnos como artistas y más como amigos. Eso lleva a la ética, profesional o no, pero a la ética. Debemos temer siempre perderla, faltar a la ética. Eso conlleva al fracaso, no solo como artista, sino también como persona.
Teman eso.
This post is AI free. All photos used are my property. La Maestra Elvira Skourtis (@elviguitarra) me dijo un día: “El público es sagrado y hay que respetarlo. Nunca menosprecies al público”. También se ha dicho que no hay público menor o mayor. Todos merecen el mismo respeto y dedicación. Lo mismo he escuchado sobre el #escenario, sobre los estudiantes, sobre los espacios de presentación. Excepto que siempre alguien termina decepcionado, dolido y, a veces, avergonzado: Vergüenza ajena o propia. Es la #cultura la que se resiente. Por eso las personas cada vez escuchan más reguetón y menos música clásica o tradicional; por eso cada vez se lee menos; por eso cada vez son menos los que saben que

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Cuando yo era niña y hacía teatro de aficionados, mi papá (músico por +20 años) era tremendamente exigente. No uses nada q no vaya con el personaje o q distraiga al público, se trabaja igual para dos personas q para 200, me da igual q estés enferma o se te muera el gato, tienes q ir y trabajar bien, jamás pides disculpas antes de empezar pq te sientes mal o algo así, etc. Una vez tuve q hacer estatua viviente con un dolor de ovarios q cuando terminé me eché al piso a llorar, q yo jamás lloro. Conocí un actor en Stgo q tras bambalinas recibió la noticia de q había perdido a su madre. Fue, actuó, nadie se enteró. El público es sagrado y nadie dijo q ser artista no fuera un trabajo.

Eso es ser profesional y respetar al público, al arte y a tí mismo como artista.
Buenísimas enseñanzas

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