P10 a la distancia / Foto: Lilyan Cid
No tengo fotos mías de esta jornada, hice tantas cosas que no tuve tiempo. En cambio tengo esta imagen lejana y despixelada de un p10 en el que no me subí y una historia bonita.
Desperté temprano, a las 5:30am, como todos los días. Por delante se desdibujada un dia largo, y lo fue. Aderezada con el susto adicional de lidiar con el transporte público en este tiempo raro, del que no sabemos exactamente qué esperar. Salir de Alamar cada lunes (y cada día), descoce bolsillos y produce cefalea. Para mí sorpresa, vi un P11, y dos y tres. Mi ruta iba por el curso del P3 pero estuve feliz por la gente que cada día tienen que cruzar el flamante Túnel de la Bahía
Tras unos 20 minutos en la parada y un rutero que no paró, llegó la bestia, semivacia. ¡Qué milagro! Exclamamos todos. Subimos sin sobresaltos y viajamos relativamente cómodos. Me fue bien por Diez de Octubre, y resolví los primeros pendientes que tienen que ver con los riñones. Habrá exámenes, y decisiones que tomar. Hay más piedras, están creciendo. Prometi que no tendrían nombre, y no lo tendrán. En las siguientes dos semanas tendré indicios de cómo procederán para desterrarlas de mi, pero esa es otra historia.
En Toyo se estancó la jornada. Tras muchos minutos, tres gazelas de la ruta 13 y dos de la 18 sin éxito para abordar, decido emprender rumbo a pie. La esquina de Toyo es concurrida, y no está linda. Basura y escombros por doquier a pesar de los tanques colectores vacíos, estructuras a punto de colapsar, aguacates a 120 pesos, gente que viene y va.
Hay carros que van para La Virgen del Camino pero los 50 pesos me van a ser más útiles en la tarde. No me lo pienso más y arranco por 'la acera de los bobos'. A los pocos metros pasa un auto y me hace señas de que me acerque. Es particular y se ha detenido.
- Manda caraj...., pienso mientras me acerco. -¿Hasta Hijas de Galicia?, Pregunto y el chófer asiente. Subo.
No lo muestro pero voy medio a regañadientes. Él es amable y hablamos rápido de muchas cosas: del transporte, de las colas para el combustible. Me cuenta que hay un poco de paranoia y ansiedad, pero también falta diesel. El tramo es corto, le pido que me deje en la esquina.
Cuando pregunto para pagar me dice que no debo nada. Me sorprende y no lo oculto. Le agradezco; le agradezco mucho.
Yo no soy de pedir botella, imaginen que se me de una por 'amor al arte'. Advierto que no le pregunté su nombre, ni mire la chapa, soy mala con las marcas de los carros pero creo que era un LADA o un Moskovich. Es para matarme pero no fijé ni el color del vehículo.
Lo voy a publicar, quizás lo lea. Tampoco tengo tanto alcance por aquí pero más redes tienen sus mecánicas, y las publicaciones vuelan alto. Si el muchacho que me dió botella este lunes 2 de octubre (cumpleaños de una de mis grandes amigas de la vida) en la Calzada de Luyanó lee este post, quiero que sepa que le agradezco profundamente. Por la botella, por la sonrisa, y por hacerme creer que podemos seguir creyendo en nosotros mismos.
No hay fotos, pero queda el recuerdo de una pequeña historia bonita y la sonrisa que te arranca una acción tan simple en tiempos tan complejos.
Que tengan una linda noche !
Bonita historia q muestra la realidad de eo transporte jj in saludo hermano
Felicitaciones, fuiste muy afortunada, es dolorosa la situación actual que estamos viviendo con el transporte, creo q en la capital está aun más agudizado, recientemente estuve por allá y esas paradas asustan. Saludos ojalá tu transportista pueda ver tu mensaje jjk
Gracias 😊😊😊😊