La Navidad es uno de los pocos
momentos que nos van quedando donde cada uno de nosotros
viajamos en el tiempo para volver a
aquellas navidades en las que
estábamos con los seres queridos
que nos faltan.
. Y es un sentimiento que no nos
podrán quitar nunca. El mes de
diciembre nos retrotrae a otros
tiempos. Como sucede con un olor
o una canción que nos evocan
personas y situaciones, o nos
afloran recuerdos que ni nos
acordábamos que estaban ahí.
Con la edad uno aumenta esa sensación de nostalgia respecto a todas esas personas con las que
ya no podremos compartir los días
señalados de estas fechas.
También a los sitios y lugares.
Todos hemos celebrado las
navidades en parajes mágicos e
inolvidables. Cada persona tiene el
suyo. El mío era
casa de mis abuelos. Allí nos
reuníamos toda la familia paterna
para festejar la Nochebuena y Año
Nuevo. Benditos tiempos aquellos.
Lo hacíamos en torno a una mesa
larga y de pie con sillas de apoyo
en un amplio comedor. De aquellos
manjares mejor ni hablar.
Seguramente les pasará algo
parecido. Era básico pero
espectacular.
Y para estas navidades, como en las anteriores, les recomiendo ser capaces de perdonar. Hacer del perdón un modo de vida va en el ADN de una sociedad cristiana como la nuestra. En muy pocos días empezaremos a recibir en nuestros teléfonos móviles centenares de mensajes donde personas queridas y no tan queridas, nos van a felicitar la navidad y nos desearán un próspero año nuevo. Antes de que esto ocurra les deseamos a todos en nombre de La Mirada una Feliz Navidad y que en el año que empieza se cumplan todos los deseos que ustedes se proponga