Eres un tipo normal o una tipa, claro. Tienes una vida normal, con una familia normal llena de vivencias, hechos, amigos, trabajo, casa, los problemas cotidianos. Hasta que de pronto una extraña mutación en algún cromosoma de tu ADN viene y zas… de un zarpazo comienza a llevarse todos tus recuerdos. Sin piedad, no se detiene a mirar si eres inteligente o buena persona, si vives mal o bien si eres negro o blanco, no repara incluso en tus creencias religiosas.
A esta mutación le importa un bledo Dios. ¿Qué cómo es eso? Ya quisiera saberlo yo. Mucha gente lo está averiguando: médicos, ingenieros, psicólogos, mucha gente.. Tú que ni siquiera sabes de esas investigaciones comienzas a tener dificultades para la concentración, esporádicamente pierdes la orientación y un estado de pánico te hace acudir al médico.
Después de un exhaustivo examen clínico el facultativo te lanza así, de golpe y porrazo: usted tiene Alzheimer. Tú, el tipo normal, con cromosomas sanos y algunos por el momento parcialmente afectados, con trastornos de proteínas, en definitiva con Alzheimer. Entonces tu espíritu de supervivencia y la cordura que aun te queda te hace preguntar ¿Qué medicamento llevo? ¿Cómo se cura? ¿Me darán certificado médico?
El facultativo que tiene pocas respuestas intenta calmarte, orientarte. Te pregunta si has venido solo a consulta y tú le dices: sí, yo estoy fuerte, soy de hierro. Además hace rato vivo solo, mis hijos se fueron no recuerdo bien a qué lugar. Entonces el médico pregunta por tu carné de identidad, direcciones del trabajo, la zona de residencia, el CDR.
A partir de ahora un trabajador social te chequeará para contribuir a que transcurra tu enfermedad con el mayor decoro posible. Tú irremediablemente te irás perdiendo como una gota de agua dulce en la inmensidad del océano. Decides no llorar, aun estas cuerdo, antes de que lo anunciado ocurra quieres escribir, escribir quién eres, qué te gusta, a quien amas para cuando tú te olvides de ti mismo la gente te recuerde.
Un afán por escribir se apodera de ti, con lápices o bolígrafos, en una libreta, invocas a Cervantes para que te ayude a luchar contra el tremendo molino de viento que arremete contra ti o a García Márquez para que te saque de Macondo o ese lugar raro a donde te ha llevado tu mente. Padura estaría bien, aunque no te conviene los misterios porque no sabes qué tiempo tienes, la novela de tu vida no puede tener tantos enigmas.
Manuel Cofiño era el escritor de moda en tu adolescencia pero pronto no recordaras tu última mujer y ni idea tiene de tu próximo combate. A lo Jesús David Curbelo suena interesante pero te da pena esgrimir tu sexualidad y el Diario de un poeta recién cazado como arma contra el Alzheimer. Habrá que hacerlo a tu modo.
En la primera hoja anotas Donezepil (Aricept) 5-10 mg Dosis única.
Cuando yo olvide tu nombre
recuerda que te he querido
y que en tu pecho he vivido
lo mejor que hay entre un hombre
y una mujer, no te asombre
que no encuentre la caricia
limpia que fue la delicia
de la hermosa juventud
devuélveme la quietud
de tus brazos por franquicia.
Despacio me iré perdiendo
ayer lo dijo el doctor
por eso este redactor
un diario te ira escribiendo
si mi amor se va muriendo
porque no alcanzo a pintarte
recuerda que supe amarte
y que de este hiriente olvido
me salvarás si te pido
que me dejes ayudarte.
Recuerda siempre el color
que me gustaba ponerme
y tu dicha eterna al verme
desvestirme por tu amor.
Coloca hermosa una flor
allí en tus prolijas salas.
Escucha Brindis de Salas,
ponte siempre un lindo traje.
Abrázame que en este viaje
tu amor será mis dos alas.
Desafortunadamente esta historia es más común de lo que uno se imagina. Mucha gente está padeciendo del Alzheimer. Juro que es una de mis preocupaciones y me he hecho cuanto test me cae en las manos tratando de asegurarme de que no padeceré de esta enfermedad pero nada es convincente. Recientemente fue abordado el tema por una novela de la televisión donde claramente el personaje fue perdiendo sus recuerdos, se desorientada, desconocía la familia.
Aunque no abordaron la parte más cruda y difícil. He visto dos vecinas que la padecen y realmente es muy triste, pues olvidaron a sus hijos, les asusta la casa que con tanto esfuerzo construyeron, ven fantasmas en ella. Deambulan, no se alimentan bien, gritan, se desnudan en público, lloran desesperadamente y ya una de ellas está condenada a un triste sillón de ruedas o una cama donde está dejando la piel y su última esencia como ser humano.
Este 14 de febrero y en medio de la jornada de celebración por el día del amor y la amistad se presentó en la Universidad de Pinar del Río la escritora chilena Fiorela Fercé con sus novelas “Para que me recuerdes cuando yo te haya olvidado” y “Yo no los he olvidado”. Fue un emotivo encuentro en el que la muchacha conmovió hasta las lágrimas al público.
Ella, joven, bonita carga dentro de si un tormentoso mundo con vivencias personales y ajenas, muchas las volcó allí. Desesperada por las consecuencias de la que ella llamó la enfermedad del olvido trata de fijar la atención en el Alzheimer y sus secuelas para pacientes y cuidadores.
Quienes la escuchábamos revivimos historias propias o de seres conocidos. Confesamos nuestro temor porque nos pescara algún día la terrible enfermedad. Adoramos su versatilidad y odiamos un poco a aquella escritora que no pudo dar un final de vida y sanación.
Finalmente nos instó a solidarizarnos con quienes padecen o conviven con el Alzheimer. Puso los libros en formato digital en el repositorio de la Universidad de manera gratuita y como tocada por el espíritu le regaló los ejemplares de su preciosa obra a una profe que muy emocionada le pagó con lágrimas.
Imágenes tomadas con el móvil
No se si llorar, o decirte que me encantó tu escrito, quiza las dos cosas.
Es muy triste esa enfermedad, para quien se da cuanta poco a poco que va a olvidando su vida debe ser desesperante, cuando aun te quedan recuerdos. Para los familiares que deben cuidar de ti (casi siempre familiares muy cercanos) ni me lo puedo imaginar...
Gracias por compartir tan bello post.
Saludos para ti amiga, muchas gracias por tu comentario tan sensible 😍
Hermoso y oportuno, le tenemos mucho miedo a esa enfermedad que nos puede tocar a cualquiera, más si no tienes a alguien a tu lado, que te haga esos versos tan hermosos y te recuerde que fuiste esa persona especial para alguien un día, mis saludos y muy buena suerte.
Gracias ❤️!!!
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Ninguna enfermedad es buena, está corroe el recuerdo, lo tritura y no queda nada, vacío y piel como tú lo reflejas, también conocí y conozco pacientes cuyos familiares incencibles dicen, " no tiene nada, la vejez es lo único que tiene, pregúntale qué te responde a lo que le conviene" ! Qué crueldad! Ellos que te dieron todo y tú no devuelves nada. Gracias por tu apoyo y por ilustrarnos amor .