Hola, estimados hivers...!!
La breve historia que a continuación les presento, puede - o no - catalogarse como ficción pero, en esencia, es expresión de la épica realidad nacional vivida por años, cuyos rasgos más férreos e impensados llegaron con la Covi - 19...
De esa horripilante etapa, afloró la misma:
Nosotros los cubanos, somos reconocidos y admirados, en todo el mundo, por un asombroso modo existencial que nos hace inmunes a la acechanza y extorsión, de los vaivenes de nuestra economía.
De esta cualidad palpable, es que emerge la extraordinaria capacidad para bracear, sin límites, en el angosto sendero de
resistencia y desarrollo, que estas circunstancias nos han impuesto.
Por eso, la cultura adquirida hasta hoy por el cubano, en lo referente a las "colas", es proverbial. Pero, las amenazantes condiciones dictadas por la Covid- 19, alteradoras de las formas inconvenientes en que los seres humanos - y el cubano en especial - habitualmente nos relacionamos, la presentan en estos momentos, como parte sustancial del dilema nacional:
"Si hago la cola, me puedo contagiar; si no la hago, no como".
Una tarde de otoño cubano, la China - sobrenombrada cariñosamente, así, por sus clientes y vecinos - cuyo desempeño impecable de larga data, como administradora, la han hecho merecedora de las más altas distinciones y reconocimientos, en el enfaldo de la "divina creación criolla" que ha sido, en todos estos años, "COMERCIO Y GASTRONOMÍA" -, quiso atenuar - al parecer - las incongruencias, altercados y fastidios que se han replicado, inexorablemente, en las ventas de la canasta básica, y otros productos deficitarios, en su bodega.
Convocó a sus más fervientes "colaboradores" y les confesó su decisión, impostergable, de poner todo su ingenio y vitalidad, al servicio de un empeño personal que, supuestamente, evitaría el entuerto de otroras faenas.
Fue así, que se abrió paso la omnipotente idea de elaborar un depósito (caja) y tikes enumerados, para ser repartidos a los clientes, en ocasión de ser inminente la venta de algún producto altamente demandado.
Cuando estuvo concretada la idea, la China y varios de sus cooperantes, manifestaron estar optimistas con la nueva estrategia. Sólo faltaría probar su efectividad.
Y la oportunidad llegó.
¡El pollo ya estaba en la bodega!
Se abrieron las puertas y la clientela pretendió repetir las prácticas habituales.
Pero la "China" hizo un llamado a la disciplina, a la cordura, al asiento del ímpetu que esgrimen los límites de la paciencia humana.
Seguido hizo, sólo, un fugaz intento por repartir los "tikes".
De súbito, una descomunal avalancha "humana" se precipitó sobre la caja que ella sostenía, en sus curtidas manos de bodeguera...
En medio de aquel oprobioso caos, la "China", en enconosa y obstinada maniobra, abracó la "CAJA DE LA DISCORDIA" y mientras se empeñaba en alcanzar la calle, emitió, en altos decibeles, una grosería de sobredimensionada irracionalidad, que no revelaré aquí.
Acto seguido, solicitó fósforos.
Y en el mismo centro de la calle, prendió candela a la caja y a los "tikes".
Un silencio sepulcral, la bruma inoportuna del desconcierto y la desesperanza, invadieron el recinto...
¡Los recuerdos de este suceso, subyacen en mi memoria, tal y como nos pudiera marcar un despiadado impacto de rayo a nuestro lado, en cualquier tarde tempestuosa de nuestras azarosas vidas....!
* Contenido propio y original. Combinación de imágenes propias y de Pixabay, editadas en Text On Photo.
Hello, dear hivers...!!
The brief story I present below may or may not be classified as fiction, but in essence, it is an expression of the epic national reality experienced for years, whose most grim and unthinkable features came with COVID-19...
From that horrifying period, the same emerged:
We Cubans are recognized and admired throughout the world for an astonishing existentialism that makes us immune to the stalking and extortion of the ups and downs of our economy. > From this palpable quality emerges the extraordinary capacity to struggle, without limits, along the narrow path of resistance and development that these circumstances have imposed on us.
Therefore, the culture acquired by Cubans to date regarding "queues" is proverbial. But the threatening conditions dictated by Covid-19, which disrupt the inconvenient ways in which human beings—and Cubans in particular—usually relate to one another, present it at this time as a substantial part of the national dilemma:
"If I wait in line, I can get infected; if I don't, I won't eat."
One Cuban autumn afternoon, China - affectionately nicknamed thus by her clients and neighbors - whose long-standing impeccable performance as an administrator has earned her the highest distinctions and recognitions, under the auspices of the "divine Creole creation" that has been, in all these years, "COMMERCE AND GASTRONOMY" -, wanted to attenuate - apparently - the inconsistencies, altercations and annoyances that have been inexorably replicated in the sales of the basic basket, and other deficient products, in her store. > He called together his most fervent "collaborators" and confessed his urgent decision to put all his ingenuity and vitality at the service of a personal endeavor that would supposedly avoid the messiness of his former endeavors.
Thus, the omnipotent idea of creating a deposit (cash box) and numbered tickets was born, to be distributed to customers when a highly demanded product was imminent on sale.
Once the idea was finalized, China and several of its partners expressed optimism about the new strategy. All that remained was to prove its effectiveness.
And the opportunity arrived.
The chicken was already in the warehouse!
The doors opened, and customers tried to repeat their usual practices.
But "China" called for discipline, for sanity, for the seat of the impetus wielded by the limits of human patience.
Then she made only a fleeting attempt to distribute the tickets.
Suddenly, a huge "human" avalanche rushed toward the box she held in her weathered, grocer's hands...
In the midst of that ignominious chaos, "China," in a bitter and stubborn maneuver, embraced the "BOX OF DISCORD" and while she tried to reach the street, she emitted, in high decibels, a rude and exaggeratedly irrational profanity, which I will not reveal here.
Immediately afterward, she asked for matches.
And in the very center of the street, she lit the box and the tickets.
A deathly silence, the unwelcome mist of bewilderment and despair, filled the room.....
The memories of this event dwell in my memory, just as it could mark us A ruthless lightning strike at our side, on any stormy afternoon in our eventful lives...!
* Original and own content. Combination of own and Pixabay images, edited with Text On Photo.
Gracias por compartirnos tus experiencias y sabiduría
Gracias triple para usted, amiga...!!