Quienes han tenido la experiencia entenderán lo complicado de organizar un evento. Por suerte, en esta ocasión solo tenía que encargarme del elenco artístico, razón por la que creí que todo iba a ser más sencillo (no sabía lo que me esperaba). Como de costumbre, un día antes hicimos prueba de sonido y, como si no era costumbre, todo se escuchaba genial.
Haríamos cuatro números todos relacionados con la escena hiphop de la ciudad, aunque en un principio fuimos contactados por las batallas de freestyle el evento tomaría un curso distinto al desplegar todos los chicos de la plaza(como nos decimos entre los improvisadores) un talento insólito en lo que a lo musical se refiere. Ese sería el gran show de la noche, acompañado también por un bailarín urbano (que en algún momento también fue parte del movimiento del Free) para cambiar también un poco la dinámica.
El día del evento de Diversity todo estaba listo durante la semana, se había hecho mucha promo y el público estaba garantizado. Durante las primeras horas (como pasa casi siempre), luego de ver la promo ya en punta, algunos invitados inesperados se sumaron y claro, como yo estaba gestionando el elenco, se pudiera decir que serví como el canal para que pudieran llegar al escenario. A las 8 pm en punto debíamos estar fuera del local, así entrar todos juntos y evitarnos lo engorroso de la seguridad del local, revisándote hasta las orejas (espóiler igual lo hicieron) y claro, esta vez todos no estuvieron a la hora señalada.
Cuando ya estaba la música sonando y las luces prendidas empezaron a llegar los rezagados, pero la administración del lugar fue categórica: los que llegarán luego no estarían en el show y tendrían que pagar su entrada como público regular. De más está decir los problemas que me trajo esto, tanto del lado de los artistas como del lado de la administración (A fin de cuentas, quien está en el medio siempre coge los palos), pero el espectáculo debía continuar.
A la hora donde ya no se podía caminar por la cantidad de gente (en su mayoría adolescentes eufóricos por el simple hecho de estar ahí empezó el show) yo sería el abridor, mi cierta experiencia ya en escenario me respaldaba y el tema que tenía era propicio empezaba con mucha calma y terminaba en una explosión para que el resto de chicos dieran presentaciones realmente memorables. El público estuvo estupendo apoyando y disfrutando de cada propuesta que, aunque todas diferentes, todas recibidas con el mismo nivel de cariño y entusiasmo.
Luego del espectáculo, las fotos, la música, la descarga, muchos sintiéndose realmente artistas por primera vez y esa era la razón. Los problemas no acabarían ni siquiera al día siguiente, pero ese ratico de euforia hacía que valiera la pena el reto de organizar un evento artístico en Santiago de Cuba en estos tiempos.
¡Qué linda experiencia! Me gustaría ir para la próxima :')
Pa' la próxima te llevo. 😁
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