Sometimes, when I look back and see myself before I had my first child, I think: My God, what was I thinking, because although I did not lead a “crazy life”, let's say that I dreamed, but I did not act, or rather I could say that I did not set concrete goals such as having a car or a house.
Let's say that I lived very freely: I studied, worked, had certain responsibilities within my mother's home that I fulfilled as it should be, otherwise everything was fun, I loved going to the beach with my friends, because my mom had a little house in the middle of the mountain, but about 20 minutes by car from the sea.
I also enjoyed going to concerts, bullfights, bullfighting, fashionable discos, and so many other activities that filled my weekends. I did most of the things I did on public transportation, I felt comfortable and at no time did I consider saving to do something tangible with my money.
The time came when I fell in love and marriage came and with it, the dream of being a mom, so soon came the baby and sooner came the marital incompatibility, so came the divorce. Between one space and another, my husband gave me his car.
We both went to work at 7 in the morning, he worked in a famous Venezuelan company located about half an hour from the city where we lived and I at the other end of the city, I left him at his work and went to mine, in the afternoon I went to pick him up, the baby was taken care of by a lady in the apartment.
When we separated, I went back to my mother's house and I didn't have a car to move and I couldn't take the lady to take care of the baby, so my life changed radically and became a little bit complicated.
I would leave my house at about half past five in the morning, loaded like an Ekeko, the Peruvian doll that represents abundance, so it is loaded with a thousand things. That's how I walked. With my baby in my arms, a backpack full of his things to leave him at the house of a lady who took care of him, my wallet and another backpack full of notebooks, which as was the style at that time, one took them home, to continue working, correcting the activities of the students.
With all my load I went to the bus stop, in high heels so as not to lose my elegance (ha,ha,ha,ha,ha). From my house to the school where I worked, by car it was at most 15 minutes, but by bus it was about an hour, because I had to take two buses and by the way where I left my child was about half way to the second bus I took.
Well, as I am not a woman of this kind of sacrifices I soon found a solution, I hired the services of a school transportation that covered my route, the lady, very kind, picked me up at my house, along with a good number of children who were going to the same school, we made a quick stop at my baby's daycare, we left him and went on, the return was similar.
That's when I realized that I needed a car urgently. I was 24 years old, it was 1984, I began to save and search in the dealerships for the one I could buy according to my possibilities.
In those years the procedures were very simple, the dealership asked for a down payment and gave you a credit for 24 months to pay the rest, the only thing you needed was an identity card, a proof of employment and to sign the twenty-four letters. So in July of 2025 I bought my first car, a small, but strong and powerful Fiat Spacio, new, from the dealer, as we say here, chick yellow.
The peponcito, as my brother-in-law called it, was ideal for us, my son and I, with it, we spent our time in Choroní, one of the most beautiful beaches in my region, whose winding and steep road I easily drove my brand new car.
In English
A veces, cuando miro atrás y me veo antes de tener a mi primer hijo, pienso: ¡Dios mío en qué pensaba!, pues aunque no llevaba una “vida loca”, digamos que soñaba, pero no accionaba, o más bien pudiera decir que no me planteaba objetivos concretos como tener un carro o una casa.
Digamos que vivía de manera muy libre: estudiaba, trabajaba, tenía ciertas responsabilidades dentro del hogar materno que cumplía como debe ser, de resto todo era diversión, me encantaba irme a la playa con las amigas, pues mi mamá tenía una casita en medio de la montaña, pero como a 20 minutos en carro, del mar.
También disfrutaba ir a conciertos, corridas de toro, toros coleados, discotecas de moda, y otras tantas actividades que llenaban mis fines de semana. La mayoría de las cosas las hacía en el transporte colectivo, me sentía cómoda y en ningún momento me planteaba ahorrar para hacer algo tangible con mi dinero.
Llegó el momento del matrimonio y con él, el sueño de ser mamá, así que pronto llegó el bebé y más pronto la incompatibilidad matrimonial, por lo que vino el divorcio. Entre un espacio y otro, mi esposo me daba su carro.
Ambos entrabamos a trabajar a las 7 de la mañana, él trabajaba en una famosa empresa venezolana ubicada como a media hora de la ciudad donde vivíamos y yo al otro extremo de la ciudad, lo dejaba en su trabajo y me iba al mío, en la tarde lo iba a buscar, el bebé me lo cuidaba una señora en el apartamento.
Cuando nos separamos, volví a la casa materna y ya no tenía carro para moverme ni podía llevarme a la señora para que me cuidara al niño, así que mi vida cambió radicalmente volviéndose un poquito complicada.
Salía de mi casa como a las cinco y media de la mañana, cargada como un Ekeko el muñeco peruano que representa la abundancia por lo que va cargado con mil cosas. Así andaba yo. Con mi bebe en brazos, una mochila llena de sus cosas para dejarlo en casa de una señora que me lo cuidaba, mi cartera y otra mochila llena de cuadernos, que como se estilaba en aquel tiempo uno se los llevaba para su hogar, a seguir trabajando, corrigiendo las actividades de los alumnos.
Con todo mi cargamento me iba a la parada de autobús, en tacones para no perder la elegancia (ja,ja,ja,ja). Desde mi casa a la escuela que trabajaba, en carro eran como máximo 15 minutos, pero en autobús era como una hora, pues tenía que agarrar dos transportes y de paso donde dejaba a mi niño era como a medio camino del segundo transporte que tomaba.
Bueno como no soy mujer de este tipo de sacrificios pronto encontré una solución, contraté los servicios de un transporte escolar que cubría mi ruta, la señora, muy amable, me recogía en mi casa, junto a una buena cantidad de niños que íbamos a la misma escuela, hacíamos una parada rápida en la guardería de mi bebé, lo dejábamos y seguíamos, el retorno era similar.
Allí me di cuenta que necesitaba un carro con urgencia. Tenía 24 años, era el año 1984, comencé a ahorrar y buscar en los concesionarios el que pudiera comprar de acuerdo a mis posibilidades.
En aquellos años los trámites eran muy sencillos, el concesionario te pedía una inicial y te daba un crédito por 24 meses para pagar el resto, lo único que hacía falta era la cédula de identidad, una constancia de trabajo y firmar las veinticuatro letras. Así que en julio del 2025 me compré mi primer carro, un pequeño, pero fuerte y rendidor Fiat Spacio, nuevo, de agencia, como decimos por acá, color amarillo pollito.
El peponcito, como lo llamaba mi cuñado, era ideal para nosotros, mi hijo y yo, con él, nos las pasábamos en Choroní, una de las más hermosas playas de mi región, cuya carretera serpenteante y empinada, me la comía fácilmente con mi flamante carro.
Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)
Fuente de mágenes: creadas con Bing (IA). Fotografía: Archivo personal.
MIS REDES SOCIALES
Be Entrepreneur
I think you mistyped the year you bought your first car, miss 🫣 it must be 2005, right? Reading your amazing story to have a car, makes me wonder 🤔 do the route to your office totally different with the bus routes? There's 45 minutes longer by bus 🤦
It must be really hard for you, but you managed to have a car🙌