Hoy es domingo, un día especial en el que disfruto asistir a la iglesia y fortalecer mi conexión con Dios a través de Su palabra y los cantos de alabanza que le dedicamos. Este día me recuerda la importancia de agradecer por todas las bendiciones que recibimos.
En la reflexión de hoy, se abordó un tema profundo: cómo nos percibimos ante los ojos de Dios. A menudo, nos miramos en el espejo, enfocándonos en nuestro aspecto físico, en nuestra ropa y en nuestro cabello. Sin embargo, ¿qué hay de nuestro interior? ¿Cómo estamos realmente por dentro? Dios nos ama en nuestra totalidad y desea que estemos bien tanto por fuera como por dentro.
Es esencial que cuidemos nuestro corazón y nuestras emociones, ya que esto influye en cómo nos relacionamos con los demás. Lo que sentimos y cómo estamos interiormente se manifiestan en nuestras acciones y actitudes. Por eso, te invito a que, en todo lo que hagas, siempre mantengas a Dios en tu corazón y actúes como para Él.
La verdadera belleza radica en un corazón limpio y en una intención pura. ¿De qué sirve lucir bien por fuera si nuestro interior está manchado? Reflexionemos sobre esto y esforcémonos por cultivar una belleza que irradie desde adentro.
Se les quiere
MAY DURAN
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