La naturaleza desatada tiene escaso margen de maniobra, su fuerza es imparable como bien sabes. La vida humana es extremadamente frágil y momentos así nos lo recuerdan. Lo mejor es aprovecharlos para agradecer que hemos tenido la suerte de no estar ahí. Y abrazar fuerte a los que queremos. Uno de esos abrazos va para ti.
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